Se cumple un nuevo aniversario de la consagración del Rojo en el Clausura con uno de los equipos más recordados.
En la historia de Independiente hay numerosas efemérides destacadas ya sea por la importancia del título conseguido, por la conexión de los protagonistas con la gente o la relevancia del partido en cuestión. El aniversario que se cumple este 28 de agosto con los 30 años del Clausura 1994 sirve para valorar a uno de los equipos más icónicos de aquella década que quedó grabado a fuego en el corazón del hincha.
El recuerdo de la tarde en la que Independiente goleó 4 a 0 a Huracán, hasta esa fecha el líder del certamen, no sólo sirve para destacar la conquista de un nuevo título local, sino además para mensurar el valor de aquel equipo. Más allá de las estadísticas, ese Rojo fue el primero en gritar campeón después de la despedida de Ricardo Bochini en 1991, destacándose con jugadores de sus inferiores, algunos experimentados y una extravagante figura.
Luego de las elecciones a finales de 1993, Jorge Bottaro, flamante presidente eligió a Miguel Brindisi para buscar el título en el que se venía negando. Ya la preparación en el verano fue movida. Independiente le ganó a Racing y Boca en Mendoza con el recordado enfrentamiento de barras en el «Desaguadero». Por otro lado Rubén Insúa y Alfaro Moreno dejaron el club y Jorge Burruchaga se entrenaba con el plantel aunque no logró ser perdonado de su sanción en el fútbol francés por «Corrupción pasiva».
La competencia oficial comenzó con la parte final del apertura del año anterior, porque el desorden en el fútbol argentino no se inventó ayer y los problemas de calendario tampoco. El Rojo no convencía a nadie pero el equipo empieza a tomar forma. Sebastián Rambert se va ganando un lugar luego de algunas salidas y lesiones sin saber que iba a terminar jugando en altísimo nivel e imponiendo su festejo del «avioncito», una figurita repetida entre pibitos del Rojo que jugaban a la pelota. Por su parte, ya para el comienzo del Clausura llegaba Alveiro Usuriaga, una figura destacada en la recta final.
Aunque para muchos en el recuerdo queda la imagen de un equipo arrollador aquel Rojo modelo 94 tuvo un comienzo irregular. En las primeras cinco fechas empató cuatro y sólo le ganó 1 a 0 a River con gol de Ricardo Gareca que estaba en la etapa final de su carrera. Ya para la sexta fecha ante Ferro reaparece en reserva Gustavo López que volvía de una dura lesión en su rodilla y en el partido de la primera, el Palomo convierte un golazo alimentando un idilio entre el delantero colombiano y una generación de hinchas que hasta hoy lo recuerdan. Alveiro (Si, es con V, así figura en sus credenciales de jugador) tenía un carisma extraño. Silencioso pero atento a su imagen con detalles que no eran tan comunes en esos años. Usaba cadenas de oro, tenía tatuajes y hasta supo ponerse remeras con su propia foto. En cuanto a lo futbolístico era un delantero con demasiada habilidad para el prejuicio que hay con los de su altura que lo llevó a ganarse ovaciones casi desde el comienzo.
En el medio del certamen hubo varias curiosidades, no sólo hubo un parate por Estados Unidos 1994 donde hubo presencia roja con dos referentes y figuras de aquellos años como Luis Islas, un ídolo del club y Hugo «Perico» Pérez. Previamente, el equipo ganó una copa amistosa en la que superó a dos clubes italianos como Napoli en Vélez y Roma en Mar del Plata. Además aprovechó el receso mundialista para hacer una gira en Japón que incluyó tres partidos con misma cantidad de victorias y 13 goles a favor.
Ya para la recta final del certamen el equipo se mostró en todo su esplendor superando 4 a 0 a Banfield 5 a 1 a Gimnasia, que en enero de ese año había ganado la Copa Centenario y la ya mencionada goleada ante Huracán que aquel 28 de agosto llegaba primero y con un empate en la Doble Visera se quedaba con el título. La formación con Luis Islas; Oscar Craviotto, Pablo Rotchen, José Tiburcio Serrizuela, Guillermo Ríos; Diego Cagna, Hugo Pérez, Gustavo López; Daniel Garnero, Sebastián Rambert y Alveiro Usuriaga es tal vez la más recordada, aunque paradójicamente en campeonato sólo jugaron juntos desde el arranque en la última fecha.
La consagración del club que volvía a ganar un torneo luego de la conquista de 1989, la última con el Bocha, servía para sacarse de encima el peso de festejar luego del retiro de la leyenda que vino de Zárate. Con el correr de la historia ese equipo fue logrando aún más valoración, sobre todo porque posiblemente sea de los Independiente post Bochini que más bancó la presión y el peso de su propia historia. Meses más tarde lograría conquistar la Supercopa dejando en el camino a rivales como Santos, Gremio, Cruzeiro y superando en la final al Boca de César Menotti. Un año más tarde con la misma base, el club ganó la Recopa ante el Vélez de Carlos Bianchi en Japón y ya con otros nombres y bajo la conducción de Miguel Ángel López llegaría la primera vuelta olímpica en el Maracaná ante Flamengo.
Ya pasaron 30 años de aquel equipo con chicos del club como Rotchen, Arzeno, López y Rambert que invita tal vez a recordar que a veces las soluciones también pueden estar en casa. En un nuevo aniversario de esa consagración va el recuerdo y la valoración de un gran Independiente para imitar.