A los 14 años fue secuestrada y violada durante 9 meses: Ahora lucha por salir de ese infierno

Durante su primera noche en libertad, Smart la pasó tocando el arpa y viendo vídeos. Volver al mundo real no fue fácil para la adolescente, pero sus familiares le ayudaron a salir adelante.

Elizabeth Smart, una joven de apenas 14 años, se había ido a dormir como cualquier otra noche; sin embargo, ese día cambiaría su vida. En plena madrugada, fue secuestrada a punta de cuchillo cuando se encontraba en su habitación –en la casa donde residía con su familia en Salt Lake City, Utah– mientras su hermana de 9 años miraba impotente.

La pequeña fue la que escuchó una voz familiar que tiempo después logró reconocer como la voz del vagabundo de pelo y barba largos que su madre había contratado para hacer arreglos en la casa: Brian David Mitchell.

Esa fue la primera gota con la que el captor comenzó a «lavar el cerebro» de Elizabeth. Tras caminar varios kilómetros, la joven y su captor aparecieron en un camping donde les esperaba Wanda Eileen, la mujer de Mitchell.

Durante esos nueve meses, Brian David Mitchell no dejó de abusar de ella a diario por «revelación de Dios»; incluso, llegó a oficiar una ceremonia mormona en la que contrajo matrimonio con Elizatbeth Smart.

Hasta que en marzo de 2003 fue vista junto a sus captores a apenas 30 kilómetros de su casa. La Policía acudió rápidamente y encontró a Mitchell junto con su mujer, Wanda Barzee, y a la propia Smart en un coche. Tras identificar a Elizabeth, detuvo a sus captores asalto, secuestro y acoso sexual, entre otros cargos.

Con esa entereza, se expresó durante el juicio en el que por fin juzgaban a sus secuestradores. Tuvo lugar en 2010, siete años después de lo sucedido. Mitchell apelaba a la divinidad con el fin de justificar sus dos obsesiones: el sexo y el alcohol. Por eso, la forzó a beber y a tener sexo con él.

Desde octubre de 2002 a marzo del año siguiente, los tres se asentaron en un campo de San Diego, donde se dedicaron a mendigar. 

Finalmente, llegó uno de los días más felices de su vida. La joven fue rescatada por agentes de policía, en una calle pública de Sandy, Utah, a 29 km de su casa, gracias a la ayuda y colaboración ciudadana.

Durante su primera noche en libertad, Smart la pasó tocando el arpa y viendo vídeos. Volver al mundo real no fue fácil para la adolescente, pero sus familiares le ayudaron a salir adelante.