A tres meses del crimen de Ezequiel Altamira, su madre reclamó que no lo olviden: «Ojalá haya justicia»

Paola Eiroa presentó una denuncia para que se investigue la responsabilidad de los dueños del boliche y de las autoridades municipales.
A tres meses del crimen de Ezequiel Altamira, el adolescente de 16 años asesinado por una patota a la salida de un boliche en el partido bonaerense de Ituzaingó, su madre reclamó que no lo olviden y pidió justicia.

En diálogo con la Agencia Noticias Argentinas, Paola Eiroa afirmó que radicó una denuncia en la Fiscalía de Ituzaingó para que se investigue a la discoteca Club Leloir y las autoridades municipales: «En febrero cuando se levante la feria judicial quizás tenemos respuestas».

Con respecto a la situación del local bailable, Eiroa reveló que conversó con el intendente Pablo Descalzo que le aseguró que la decisión política es que el boliche «no abra más», pero deben esperar.

«Para mí esperan que la noticia se enfríe y lo vuelven a abrir, se mueve plata. Hubo otros casos y abre con otro nombre», subrayó, y señaló que la gente del lugar se comunicó con ella cuando apenas se enteró del fallecimiento de Altamira: «La verdad que me cayó mal».

La madre explicó que los cuatro acusados por el asesinato, todos ellos menores de edad, están «guardados por un plazo de 180 días» y que luego habrá una audiencia que determinará su situación procesal.

Uno de los imputados tiene 17 años y está alojado en el orreccional de menores de La Plata donde cumple prisión preventiva. Paola expresó «sentirse más enojada con los padres» que con los implicados: «Estas personas jamás se contactaron conmigo, ni siquiera me mandaron un mensaje. Los amigos de esos pibes publicaron una foto con la noticia de fondo a modo de burla y había chicas de 16 años que se quejaban que por culpa de un muerto no pueden ir a bailar».

Paola describió cómo transita sus días con la ausencia de su hijo y el acompañamiento de su familia: «Me duele no verlo. A veces lo recuerdo con alegría y otras con mucha angustia. Igualmente me siento muy contenida por mi familia y mi hija Emilia de 4 años que lo extraña. Sus amigos vienen todos los días a casa».

En este contexto, la mujer contó una anécdota muy graciosa que ocurrió entre Altamira y sus amigos: «El grupo de ellos se llama LAP («love and peace») y mi hijo era el único administrador. Se ríen porque en chiste Eze sacó a uno de los chicos y ahora no pueden agregarlo».

Los seres queridos de la víctima realizaron un mural con su rostro y las iniciales del grupo junto a la frase «Ezequiel, pensando en vos siempre. Siempre extrañándote». La obra se encuentra en el barrio Luz y Fuerza, Morón, donde Ezequiel vivía.

«El 26 de enero hicimos una misa en la Iglesia San Judas Tadeo de Ituzaingó por los tres meses del crimen. Parece que van a poner una placa en la plaza donde lo mataron. Yo misma pego los carteles con su cara», afirmó sobre el incesante pedido de justicia.

El caso

El 26 de octubre, Ezequiel Altamira esperaba junto a unos amigos un auto que pidió en una aplicación de viajes para volver a su casa luego de concurrir al boliche Club Leloir en Ituzaingó.

En ese momento, los adolescentes fueron abordados por una patota que, sin mediar palabras, los atacó y le robó las pertenecías a Altamira, después de efectuarle varios golpes.

Aunque la víctima logró recuperar la consciencia, los enfermeros del local bailable le recomendaron que vaya a una guardia médica pero, como estaba «estable», se fue a dormir con sus amigos.

El escenario cambió rotundamente cuando horas después Ezequiel comenzó a sentir molestias y al intentar despertarlo constataron que ya no tenía signos vitales.

De acuerdo con la hipótesis del fiscal Guillermo Rodríguez Rey, de Responsabilidad Penal Juvenil número uno de Morón, un menor de 14 años habría sido el que golpeó a Ezequiel en la sien izquierda con una manopla, que le provocó una grave fractura y finalmente la muerte.

La carátula del caso es «homicidio en ocasión de robo», un delito que prevé una pena de 10 a 25 años de prisión, según el artículo 165 del Código Penal, aunque el presunto autor de la golpiza no iría a la cárcel dado que es inimputable por ser menor de edad.