Adriano Leite Ribeiro hizo su aparición en el fútbol brasileño el 2 de febrero del año 2000, cuando debutó en Flamengo. Rápidamente dio cuenta de sus habilidades, que le permitieron ser vendido a Europa y llegar a la Selección de su país. El delantero frustró a la Selección argentina de Marcelo Bielsa en la Copa América 2004, pero allí comenzaría su declive: alcohol, delincuencia y un matrimonio fugaz.
La alocada vida del brasileño se vio comprometida por un hecho que marcó un antes y después, tanto en lo personal como en lo futbolístico. El 4 de agosto de 2004 su padre Almir murió, la noticia le llegó a raíz de un llamado telefónico mientras estaba en el vestuario del Inter. Javier Zanetti incluso presenció la situación.
“Lo vi llorar, tiró el teléfono y comenzó a gritar que no era posible. Desde esa llamada no volvió a ser el mismo. No lo sacamos de la depresión”, contó el argentino. Adriano, en el Inter, supo ser uno de los jugadores más queridos. A base de goles se metió en el bolsillo a los hinchas, quienes lo apodaron “El emperador”.
Su época de oro coincidió con la final de la Copa América, donde Argentina lo sufrió. El delantero de la Canarinha fue el encargado de anotar el empate 2 a 2 al último minuto, lo que le quitó la oportunidad de coronarse a la Selección argentina de Bielsa. En los penales, Brasil fue contundente y se quedó con el título. Luego del festejo, en su regreso a Italia, ya nada sería igual.
Si bien entre 2004 y 2006 tuvo un período próspero en el equipo italiano, no estaba a gusto ni con el fútbol ni con la vida. Aunque las cosas empeoraron luego del 2006, donde se lo diagnosticó con alcoholismo y problema de drogas. Esto afectó su relación con José Mourinho, entonces entrenador, ya que no llegaba en las mejores condiciones a los entrenamientos.
“Después de ese día, mi amor por el fútbol nunca volvió a ser el mismo. Me deprimí mucho, hombre. Empecé a beber mucho. Realmente no quería entrenar. Solo quería ir a casa. A pesar de que marqué muchos goles en la Serie A durante esos pocos años, y aunque la afición realmente me amaba, mi alegría se había ido”, comentó Adriano en una entrevista.
Hechos como llegar ebrio a los entrenamientos o dormir en la enfermería fueron los que precipitaron su salida del Inter. A pesar de contar con el apoyo del club, la situación no dio para más y decidió volver a las bases: para 2008, firmó su llegada a Sao Paulo para retornar al fútbol de su país.
En 2014, otra noticia tomó por sorpresa a los medios brasileños e internacionales: la policía lo acusó de “colaborar para la actividad de tráfico de narcóticos” al comprarle una moto de alto cilindraje a un traficante. En aquel momento no fue a prisión pero se pidió la confiscación de su pasaporte para que no pudiera darse a la fuga.
Con varios altibajos pasó por otros equipos como Flamengo, Roma, Corinthians, Athletico Paranaense y finalmente colgó las botas en 2016, jugando para el Miami United F.C. de la cuarta división de Estados Unidos. En el medio incluso tuvo breves retiros, lo que dio que hablar sobre su situación personal.
Volvió a las favelas: la alocada vida del brasileño Adriano
Una vez retirado, Adriano fue portada de las noticias al mudarse a la favela donde había nacido, que por cierto es una de las más peligrosas de Brasil. Incluso, en 2020 se corrió el rumor de que había sido asesinado en Morro de Alemao, en Río de Janeiro, pero el exjugador lo desmintió rápidamente en sus redes sociales.
Sobre la polémica por volver a la favela, a pesar de la fortuna que cosechó como futbolista, explicó: “Adriano no desapareció en las favelas, simplemente se fue a casa. Soy uno de los futbolistas más incomprendidos del planeta”. Aunque su alocada vida no termina allí, ya que recientemente volvió a ser noticia.
Durante el Mundial de Qatar de 2022, se supo que Adriano se separó de su esposa, con la cual había contraído matrimonio tan solo 24 días antes. El motivo fue justamente un partido de la Selección de Brasil, donde luego de la victoria por 1 a 0 ante Suiza no regresó a su casa por dos días.
Ese fue el detonante para Micaela Mesquita, que decidió separarse del ex jugador del Inter. Sin embargo no fue la única polémica que vivieron durante el fugaz matrimonio: días antes, él había participado de una fiesta en un yate con una reconocida modelo local, Raquel Bastos.
Lo cierto es que, luego de una etapa difícil en sus últimos tiempos como futbolista, Adriano disfruta de su vida en Buzios. A menudo se lo puede ver en las redes sociales rodeado de amigos, compartiendo tragos y disfrutando de las playas y majestuosas vistas que ofrece Río de Janeiro. Mientras tanto, no se preocupa por su reciente separación.