El 18 de julio de 1994 explotó la AMIA. 85 muertos. La radio fue tan protagonista como los demás medios de comunicación. En este caso, quien fuera productor de Radio Mitre, relata en primera persona lo que vivió y se vivió aquel día.
Aquella mañana lunes 18 de julio de 1994 en la producción y redacción de Radio Mitre, como en tantas del resto del país, todavía había ecos de Brasil campeón del mundial de Estados Unidos.
A las 9 terminaba Magdalena Tempranísimo, con Magalena Ruíz Guiñazú y Marcelo Bonelli, y luego llegaba Néstor Ibarra con Hoy por hoy, con Mónica Conde en la locución, y los columnistas Eduardo Feinmann (política), Marcelo Bonelli (economía), Daniel Mollo (deportes), Alicia Petti (Espectáculos), Julia Bowland y el humor con Luis Rubio y David Rottemberg. Dos programas, dos tanques periodísticos que marcaban agenda.
Era una época donde se grababan las notas cuando se conseguía un entrevistado y no se podía salir en vivo. En eso estaba con Eduardo Feinmann cuando entrevistaba al senador Eduardo Menem (además era Presidente de la Convención Constituyente de la Nación Argentina de 1994).
Mientras, el aire de la radio seguía su rutina habitual. Hasta que se escuchó la explosión. ¿Dónde fue? Nadie sabía. El Gerente de Noticias Jorge Porta, lideraba y lidera, la conducción periodística, les dijo a Damián Juárez, redactor del informativo, y a Carlos “Chaucha” Bianco, productor de la radio, que fueran “ya” a cubrir. Juárez lo recuerda: “Yo fui para la avenida Santa Fe y ‘El Chaucha’ para la Avenida Córdoba.” Salieron con los grabadores y los celulares Movicom (los tradicionales “ladrillos” grises que, cuando se hablaba, iluminaban de verde el teclado). La explosión fue en la Amia. De Mansilla 2668 a Pasteur 633 hay 11 cuadras. Embotellamiento. Sirenas. Ambulancias. Más bocinas. Más gritos. A las 10:07 el aire de Mitre fue una conmoción. La locutora Mónica Conde (que había prestado su celular para la cobertura) le dio el pase a Eduardo Feinmann, quien presentó el móvil. Carlos Bianco hizo el relato más emocionante, doloroso y conmovedor que se recuerde sobre una noticia mundial… y en vivo. Más que nunca, las palabras precisas para describir lo que veía. Tenía una cámara de tevé en sus ojos. Escucharlo es verlo. Sentir, palpitar, vibrar. La respiración acentuada, en cada frase había información y emoción. Datos y crudeza. Así fue el momento histórico de la radiofonía:
Mónica Conde: 10 de la mañana 7 minutos. Urgente, Eduardo Feinmann
Eduardo Feinmann: Así es, fuerte explosión en el centro de la Capital Federal. Urgente. Comunicación con el móvil de radio Mitre. Carlos Bianco, buen día.
Carlos Bianco: Eduardo, si el llanto se puede volver a repetir es en este momento. Volaron la AMIA, igual que la embajada de Israel. Estoy enfrente de un edificio que está a punto de desplomarse al frente de la AMIA y ocho pisos. Están retirando chicos ensangrentados, mujeres, niños. Quedó destruido. Piden ambulancias. Hay gente destrozada, mutilados. Escombros por todos lados. La tragedia en Buenos Aires se vuelve a repetir: una bomba estalló en una dependencia de la comunidad judía, Pasteur al 600. Aparte de gran cantidad de bomberos que ya están trabajando en el lugar, edificios a punto de desmoronarse. Todos los edificios en la cuadra, destruidos. Las ventanas, no hay vidrios. Están retirando chicos heridos, en pijamas.
Esa explosión, a dos años y cuatro meses del atentado a la Embajada de Israel, abrió otra herida en la sociedad.
Recién a las 18:30 de aquel 18 de julio el Gobierno dio su versión oficial. Fue a través del subsecretario de Interior, Alberto Iribarne: anunció 17 muertos y 127 heridos.
La radio fue un servicio puro. Imparable. Los teléfonos explotaban. Hubo corridas. Gritos. Familiares y amigos que habían ido a trabajar a la Amia o los que andaban por la zona, desesperados. Angustia, dolor e incertidumbre. “¿Cuántos muertos?”, “¿están los nombres?”, “¿te puedo dejar cómo se llama mi hijo?”, “¿si aparece el nombre, me avisás?”, “¿se sabe algo? ¿están los nombres?”
La radio fue un hilo invisible.
Ariel Sujarchuck, prensa de Amia, estuvo en vivo horas y horas en el estudio. Era la voz que daba respuestas a los familiares. Fue uno de los tantos protagonistas que llegaron a la radio. Las notas salían al aire como cataratas. Historias de vida, análisis, presuntos responsables, muertos, heridos. Dolor. Y las preguntas: ¿quién fue?, ¿por qué?
En la producción, estábamos con Alejandra Medina, Gabriela Mambretti, Amalia Greco y Adrián Pignatelli. En el informativo, El jefe del MIP (Mitre Informa Primero), Ricardo Plazaola, y los redactores Damián Juárez, Esteban Talpone, “Polo” Márquez (quien más sabía sobre la guerra en Chechenia), Sebastián Aguirre, Claudio Díaz y las voces de Héctor Trichinello, Gustavo Mura, Marcelo Padovani, Juan Carlos del Missier, Félix Taylor, Marcela Giorgi, María Martínez Galvez, Mariel Kosacki, Marcela Giorgi y el productor de móviles Maximiliano Heiderscheid. En la programación siguieron Jorge Valls, Mario Portugal, Viviana Haye, Fernando Carnota, Néstor Sulla y Daniel López, entre tantos otros. En el equipo técnico, Héctor Agrás y Alfredo Nati, y los operadores, Osvaldo D´Agostino, Oscar Ruiz, Miguel Angel Matto, Francisco Grimaldi, Adrián Ajón y Jorge “Pulpo” Díaz, Y el inefable Romo en el archivo. La musicalización de Jorge Dicciani y la producción de Gabriela Danesi. Al frente de la radio, Jorge Santos y Rubén Corda.
Los movileros de radio Mitre se sumaron a la cobertura. Fabián Rubino había ido a José C. Paz por un caso policial con el chofer Santiago “El Chileno” Salinas. “Nos quedamos en el Hospital de Clínicas. Fue una locura. De los gritos de dolor, la angustia al silencio. Y ese silencio aturdía. Gran recuerdo para ‘El Chaucha’ Bianco. Aquel audio inmortalizó su voz”. Osvaldo Menéndez, que estaba acreditado en Casa Rosada, lo recuerda de una manera especial: “Ese día no había ido a Gobierno porque tenía que ir a ver a un juez que me iba a dar unos papeles de una primicia. Cuando estaba por entrar a su despacho sentí la explosión. En ese entonces, yo estaba con un Renault 12 de la radio. Y agarré el auto. Fui rápido. Cuando faltaban 200 metros, vi a la gente corriendo. Los vidrios rotos de los balcones, un humo impresionante. Estacioné como pude. Creo que fui el tercero en llegar. Me quedé tres días porque una vez que el Mossad cerró el perímetro no entraba nadie de los que no estaban afuera y no salía nadie de los que estaban adentro . Tuvimos la suerte de que quedaron dos baños. Eran de una confitería que voló en la explosión. Justo eran de hombre y de mujer. Estuve junto a César Mascetti. Desde una terraza, él para Canal 13, y yo para la radio. Recuerdo una foto durante el rescate de los heridos donde aparezco transmitiendo con un Movicom. Y aún hoy agradezco al Hospital de Clínicas por el homenaje que nos hicieron a quienes cubrimos aquellos días. Tengo la plaqueta en mi biblioteca con mucho orgullo.” Horacio Caride también valora a Bianco: “Fue el primero en llegar porque los demás móviles estábamos en diferentes destinos y la explosión fue cerca de la radio y cuando llegó hizo ese audio que inmortaliza a ‘El Chaucha’. Después llegué yo y me sumé a la cobertura.” . El otro móvil fue el de Antonio Crudo. A todo esto, Mercedes Ninci recuerda que estaba en la Universidad de Columbia, en Estados Unidos. Aún hoy lamenta no haber estado en la Argentina.
Hace unos días la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA), en conjunto con AMIA y DAIA, inauguró en la Legislatura porteña una muestra en la que se exhibieron las tapas de los diferentes diarios del país. La exposición, AMIA: El rol del periodismo en 30 años de búsqueda de la verdad”, tuvo sus voces. Amos Linetzky, presidente de AMIA, destacó “la labor del periodismo, que no ha permitido que los años dejen esta causa en el olvido. Del periodismo verdadero, el periodismo libre.” Por la DAIA, Alejandro Zuchowicki, destacó “el valor y la importancia del periodismo para dar visibilidad a una causa aún impune.” El presidente de ADEPA, Martín Etchevers, enfatizó: “Es contra esa impunidad que debemos rebelarnos, y así lo hemos hecho desde nuestro rol en la sociedad: informando, denunciando, investigando. Sosteniendo el reclamo de los familiares de las víctimas en nuestras páginas, en nuestros noticieros radiales y televisivos, ahora en nuestras webs, pero siempre con el mismo objetivo: que se llegue a la verdad y se castigue a los responsables. La memoria histórica siempre se comienza a escribir en los medios. Los medios somos la historia viva de la sociedad y sus ciudadanos. Mucho más en los casos donde la justicia se hace esquiva, y es imprescindible sostenerlos en la agenda pública para que no mueran en el olvido y la impunidad”.
30 años después, recordar esta fecha parece increíble. Por la radio pasaron todos los nombres de los que fueron noticia en su momento.Y posteriormente, también. Cada uno dijo su verdad.
Y entre tantos y tantos llamados y notas, hubo uno especial: Sofía Gutenberg. Llamó a la radio (al directo de producción: 963 4035, en la época que no existía el “4” adelante). Pedía por su hija Andrea. La atendí, la atendimos muchas veces, aquel 18 de julio. Mirábamos la cablera de las agencias y aparecían nombres de heridos y algunas víctimas. Todavía escucho, como si fuera ahora, el correr de la cinta y el papel que sube por la impresora. Cada línea era vida o muerte. También los cables entraban a una PC, que “se leía bajo el sistema operativo D.O.S”. En muchos nombres, luego se supo, hubo diferencias en las consonantes de los apellidos. Y eso llevó a más desesperación o alivio. Sofía nos recordaba y “deletreaba” el de su hija para que no hubiera dudas. Nos pedía que miráramos de nuevo “el cable”. No, no estaba su hija Andrea. Días después apareció su cuerpo. Quizás no se advierta la magnitud de lo que significó la radio en ese instante. Escuchar su voz, el ruego, el pedido. La ventaja de hablar por teléfono. Hoy, a la distancia, el mensaje de voz y el texto de un Whatsapp parecen que son lo mismo, pero no…
Hoy Sofía, 30 años después, está más conmovida que nunca por la fecha. Al querer recordar a Andrea, me dice: “Nunca nos olvidamos de lo solidarios que fueron con nosotros. Néstor Ibarra, Radio Mitre, todos sus periodistas, estuvieron cerca mío. Siempre. En una nota con Juan Carlos del Missier le dije lo mismo. Una alegría recibir este mensaje.”
En nombre de Andrea, de Sofía, de Carlos Bianco (el que le puso voz a la tragedia) y de toda la sociedad necesitamos que no haya más impunidad. Y menos, el olvido.