Desde hace casi dos años, Ariel vive prácticamente en el hospital acompañando a su hijo Kalel, un niño de apenas dos años que padece síndrome nefrótico, una enfermedad compleja que afecta los riñones y requiere un tratamiento prolongado y riguroso.
Padre e hijo atraviesan juntos este difícil proceso en Resistencia, Chaco, lejos de su lugar de origen. La madre de Kalel no pudo viajar ni acompañarlos debido a problemas de salud mental que la obligaron a permanecer en Mendoza, a cargo de sus otros dos hijos. Así, Ariel asumió en soledad el cuidado de Kalel, quien requiere atención constante.
“Kalel está conmigo las 24 horas. Incluso cuando salgo a hacer alguna changuita, me lo llevo. Él necesita estar siempre conmigo”, cuenta Ariel, con voz firme pero visiblemente agotado por las noches en vela y la incertidumbre. “Estoy acá hace varios días, veo poca evolución. Los médicos me piden paciencia, y yo solo puedo pedirle a Dios que interceda por la salud de mi hijo”.
A pesar de la dura situación, Ariel no pide dinero, sino una oportunidad laboral para poder mantenerse y brindarle una vida digna a su pequeño una vez que salga del hospital. Tiene experiencia en albañilería, jardinería, plomería y tareas generales. “Trabajo desde chico, soy multifacético. Lo único que quiero es un trabajo digno para poder salir adelante junto a mi hijo”, afirma con determinación.
Quienes deseen ayudarlo con una oportunidad laboral pueden comunicarse directamente con Ariel al número 3624-56-7266.
Más allá de todo, Ariel mantiene intacta la esperanza. “Kalel es todo lo que tengo. Es una bendición, un bebé hermoso, inteligente, muy simpático. Mi sueño es que evolucione, que tenga salud. No me interesa volver a Mendoza. A mí me gusta Chaco. Esta provincia y su gente nos han recibido con el corazón abierto. Solo quiero ver bien a mi hijo”.
Una historia de amor, fortaleza y fe, que invita a la solidaridad y al compromiso colectivo.
Con información de N9