Un atentado a una mezquita en la ciudad afgana de Kunduz dejó al menos al menos 50 muertos y 140 heridos, informó una fuente de Médicos Sin Fronteras (MSF).
El responsable regional de los talibanes, Matiullah Rohani, quien está a cargo de la Cultura y la Información, dijo que la sangrienta explosión fue un atentado suicida.
“Hemos recibido más de 90 pacientes heridos y más de 15 cadáveres, pero la cifra cambiará. Seguimos recibiendo más personas”, afirmó un trabajador del hospital que atiende a las víctimas.
Zalmai Alokzai, un empresario local que acudió al Hospital Provincial de Kunduz para comprobar si los médicos necesitaban donaciones de sangre, describió escenas espantosas.
“Vi más de 40 cadáveres”, dijo a la AFP. “Las ambulancias volvían al lugar del incidente para llevar a los muertos”.
“Esta tarde, se produjo una explosión en una mezquita de nuestros compatriotas chiítas en el distrito Khan Abad de Bandar, la capital de la provincia de Kunduz, como resultado de lo cual varios de nuestros compatriotas fueron martirizados y heridos. El muyaidín llegó al lugar con una unidad especial y comenzó a investigar”, dijo Zabihullah Mujahid, portavoz talibán en un comunicado.
Los residentes de Kunduz -capital de la provincia que lleva el mismo nombre- afirmaron a la agencia de noticias AFP que la explosión tuvo lugar durante la oración del viernes, la más importante.
Videos que circulan en las redes sociales muestran escenas de pánico en las calles y cadáveres en el interior del templo.
Un trabajador de la ayuda internacional en el hospital de MSF en la ciudad dijo a la AFP que se teme que el número de muertos pudiera aumentar.
“Cientos de personas están reunidas en la puerta principal del hospital y lloran por sus familiares, pero los talibanes armados intentan impedir las reuniones en caso de que se planee otra explosión”, dijo.
La ubicación de Kunduz la convierte en un punto de tránsito clave para los intercambios económicos y comerciales con Tayikistán.
Este año fue escenario de feroces batallas cuando los talibanes volvieron al poder.
Los musulmanes chiítas, que suelen ser el objetivo de los extremistas suníes, han sufrido algunos de los ataques más violentos de Afganistán, con mítines bombardeados, hospitales atacados y emboscadas a los viajeros.