Los antiinflamatorios, los antigripales y los antibióticos encabezan la lista de los medicamentos más consumidos en el país por quienes eligen no consultar con profesionales.
Cada vez más personas toman la iniciativa de automedicarse para aliviar dolores o molestias que se supone son pasajeros, utilizando medicamentos como antiácidos o relajantes musculares sin orientación médica. En Argentina los antiinflamatorios, los antigripales y los antibióticos encabezan la lista de los más consumidos por quienes eligen no consultar con profesionales.
El Dr. Raúl Mejía, Jefe del Departamento de Medicina Ambulatoria del Hospital de Clínicas de la UBA (MN 62.123), habla sobre el riesgo que tiene esto en la salud a mediano y largo plazo. Uno de los factores más peligrosos de la automedicación “es que esta práctica se sostiene en el tiempo, lo que suele generar daños en el organismo, por ejemplo el uso crónico de antiinflamatorios puede provocar daño al estómago o los riñones.
Por otra parte, la automedicación puede afectar la atención de problemas más graves como en el caso de los analgésicos o de los antiespasmódicos, ya que existe la posibilidad de que estos ocultan síntomas de enfermedades intestinales más graves por citar uno de los muchos ejemplos que existen”, alerta Mejía.
“Automedicarse es peligroso por distintas razones entre las que se pueden mencionar los efectos adversos de los medicamentos, las condiciones particulares de una persona que podría tener contraindicada la medicación y por las posibles interacciones con otros medicamentos que consuma”, comenta el profesional.
El Sildenafil (conocido comúnmente como viagra) es otra de las medicaciones que se suele utilizar sin consulta médica. Esta es una droga que no se debe tomar con ciertas medicaciones como por ejemplo los llamados nitratos en el caso de pacientes con algunas enfermedades del corazón.
Otro caso muy conflictivo es el uso de antibióticos sin indicación médica, además de los riesgos de usar un tratamiento incorrecto y los efectos adversos de los antibióticos, favorece la aparición de resistencia a los mismos y éste es uno de los grandes problemas que enfrenta la medicina moderna.
“La melatonina es una medicación frecuentemente utilizada para dormir sin indicación médica, ya que es de venta libre. En muchos casos se suele tomar combinada con antihistamínicos lo cual no es recomendable ya que genera mucha somnolencia, que se puede trasladar durante todo el día posterior. La melatonina en realidad es una droga que sirve para mantener el ritmo circadiano, que es la relación entre las horas que estamos despiertos y las horas que estamos dormidos. En la mayoría de los casos el insomnio se debe a problemas relacionados con la ansiedad o la depresión, el uso excesivo de estímulos como la cafeína y el uso de pantallas (celulares, tv etc) que contribuyen a las alteraciones del sueño” reflexiona Mejía.
Uso de psicofármacos: un problema dentro del problema
“En el caso de los psicofármacos la búsqueda de alivios inmediatos, la dificultad de profundizar en el entendimiento del malestar, la creciente complejidad en el acceso al sistema de salud y la facilidad en la obtención de medicación sin receta son los principales motivos por los que la gente elige automedicarse. Los tranquilizantes como el clonazepam y alprazolam se encuentran dentro de los fármacos con mayor frecuencia de uso sin prescripción”, sostiene la Dra. Cynthia Dunovits, del Departamento de Salud Mental del Hospital de Clínicas de la UBA.
“La automedicación con psicofármacos implica riesgos de habituación, es decir que se necesite cada vez más dosis para lograr el mismo efecto y suele generar dependencia por lo que su suspensión genera síntomas de abstinencia. La accesibilidad a estos fármacos y la popularidad de la que gozan se acompañan de una subestimación de los efectos de su consumo indebido llegando en muchas ocasiones a no considerarlo un psicofármaco. Lo cierto es que sí lo son y su potencial adictivo y nocivo es considerable” comenta Dunovits.
Según el último informe del Sedronar del año 2023, la prevalencia del uso de tranquilizantes supera el 14% en Argentina. Su consumo se incrementa con la edad: con un valor menor al 9% entre las personas más jóvenes (25 a 34 años) y aumenta hasta superar el 31% entre la población de 66 a 75 años. Se observó que el 85,5% de quienes consumen adquieren los psicofármacos exclusivamente con receta, mientras que el 14,5% lo hace sin receta o combina ambas modalidades de adquisición.
“Debemos fomentar el uso responsable de los medicamentos, informando adecuadamente sobre los peligros de la automedicación y eliminando por completo la idea de consumir drogas que no son estrictamente necesarias. Esta es una actividad que debe hacerse siempre en el marco de una consulta con un especialista médico. Todos debemos tomar conciencia de que cada persona es la principal responsable de su propia salud”, concluye Raúl Mejía.