En la escena del crimen encontraron a la mascota de la víctima. La frase creen que pudo ser lo último que dijo la mujer mientras la asesinaban. El lunes, comienza el juicio.
Un loro y una mordedura fueron las claves para esclarecer el femicidio cometido a fines de 2018 en San Fernando de Elizabeth Toledo, por el cual empezarán a ser juzgados desde el lunes los dos hombres que vivían con ella.
El hecho ocurrió durante la madrugada del 30 de diciembre de 2018 en una casa del barrio Presidente Perón, en Virreyes Oeste. Ambos sospechosos llegarán al debate acusados de violar y asesinar a Elizabeth, una mujer con retraso madurativo cuyo caso tuvo dos particularidades.
Por un lado, uno de los imputados quedó incriminado por una mordida en el brazo de la víctima. La otra pieza determinante con la que contó la investigación fue la aparición de un inesperado testigo: la mascota de la mujer asesinada, a la cual encontraron en la escena del crimen repitiendo: “¡Ay, por favor soltame!”.
El juicio empezará el lunes a las 10 y tendrá otras dos jornadas el martes y el miércoles, será ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 6 de San Isidro, integrado por los jueces Federico Tuya, Débora Ramírez y Sebastián Urquijo, en el edificio judicial de la calle Marin al 100. La acusación estará en manos de la fiscal Bibiana Santela, la misma que instruyó la causa y que es titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Violencia de Género de San Fernando.
Los dos acusados son Miguel Saturnino Rolón, alias “Mambo”, y Jorge Raúl Álvarez, alias “Tío Jorge”, de 53 y 65 años respectivamente. Ambos serán juzgados por “abuso sexual agravado y homicidio agravado por el vínculo y por mediar violencia de género (femicidio)”, delitos que prevén prisión perpetua.
Toledo, a quien llamaban “Eli”, apareció asesinada a las 6 de aquella madrugada de tormenta en una habitación de madera tipo altillo que alquilaba y está ubicada en el segundo nivel de la casa 27 de la calle Boedo. Su cuerpo estaba desnudo, tirado boca arriba sobre uno de los colchones que había en el piso, en medio de un gran desorden y con la cara visiblemente golpeada.
La fiscal Santella menciona en su requerimiento de elevación a juicio -al que accedió Télam-, que mientras la escena del crimen era custodiada a la espera de la llegada de peritos, un efectivo de la comisaría de Virreyes Oeste escuchó gritos desde el interior y al revisar encontró un loro en una jaula que decía “¡ay, por favor soltame, ay no!”, frase que los investigadores creen que pudo ser lo último que dijo la víctima antes de terminar asesinada.
La autopsia determinó que Toledo había sido violada, que le habían dado una paliza y que la causa de muerte fue un estrangulamiento manual. Además, los forenses encontraron en el antebrazo derecho de la víctima marcas de mordeduras que fueron catalogadas como lesiones defensivas y terminaron siendo clave para esclarecer el asesinato.
Desde el inicio de la investigación, Santella tuvo como sospechosos a los tres hombres que convivían con “Eli”, pero solo dos de ellos irán a juicio. Se trata de Rolón y Álvarez. El tercero, cuya identidad se reserva porque fue sobreseído, quedó descartado porque tenía coartada y unos 15 días antes del crimen el dueño de la casa que alquilaban lo había echado porque había golpeado a la víctima.