El Ministerio de Defensa ruso dijo que las autoridades de Mariupol podrían enfrentarse a un tribunal militar si se ponen del lado de lo que describió como «bandidos» y «nacionalistas».
El rechazo ucraniano al ultimátum ruso para que entregue la asediada ciudad portuaria de Mariupol, y bombardeos a la capital Kiev que dejaron al menos ocho muertos marcan la vigésimo sexta jornada de la invasión de Rusia a Ucrania, mientras los esfuerzos diplomáticos y el progreso de las negociaciones aún no permiten vislumbrar una salida a la crisis.
La viceprimera ministra ucraniana, Irina Vereshchuk, rechazó el ultimátum ruso y exigió a Moscú abrir corredores humanitarios que permitan la salida de unas 350.000 personas atrapadas en la devastada ciudad, donde hay marcada escasez de alimentos y medicamentos.
«No se puede hablar de entregar armas. Ya informamos de esto a la parte rusa», declaró Vereshchuk al diario Ukrainska Pravda, reportó la agencia de noticias AFP.
«Es una manipulación deliberada y una auténtica toma de rehenes», añadió.
En la misma línea, el alcalde de la ciudad portuaria, Piotr Andryushchenko, también rechazó la oferta en una publicación de Facebook, según la agencia de noticias Interfax Ucrania.
Rusia dio anoche un ultimátum a las autoridades ucranianas para que las fuerzas de Mariupol se rindieran antes de las 5 (la medianoche en la Argentina).
El Ministerio de Defensa ruso dijo que las autoridades de Mariupol podrían enfrentarse a un tribunal militar si se ponen del lado de lo que describió como «bandidos» y «nacionalistas», informó la agencia de noticias estatal rusa RIA Novosti.
Los intentos anteriores de evacuar a los residentes civiles de Mariupol y otras ciudades ucranianas han fracasado o solo han tenido éxito en parte, y los bombardeos continúan mientras los civiles intentan huir.
Antes de la última oferta, un ataque aéreo ruso golpeó la escuela donde se habían refugiado unos 400 civiles y no estaba claro cuántas víctimas hubo, dijo el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, en un discurso en video este lunes a primera hora.
El jefe de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, condenó hoy la ofensiva rusa sobre la ciudad portuaria, en momentos en que varios países del bloque piden sanciones contra el sector energético de Rusia.
«Lo que está ocurriendo en Mariupol es un enorme crimen de guerra, (están) destruyendo todo, bombardeando y matando a todos», dijo el jefe de la diplomacia europea.
En tanto, la capital, Kiev, fue objeto de un bombardeo esta madrugada que dejó al menos ocho muertos en un centro comercial.
El alcalde, Vitali Klitschko, instaurará un nuevo toque de queda desde hoy y hasta el miércoles próximo a la mañana, mientras las fuerzas rusas intentan rodear la capital en el vigésimo sexto día de la invasión.
«Comenzará hoy a las 20 (las 15 en la Argentina) y durará hasta las 7 (las 2 de la Argentina) del 23 de marzo», escribió el ex campeón del mundo de boxeo en su cuenta Telegram.
«Los comercios, farmacias, estaciones de servicio, establecimientos no estarán abiertos mañana», precisó y agregó: «Pido a cada uno de ustedes quedarse en casa o en refugios en el momento en que suenen las sirenas».
Kiev, a la que las fuerzas rusas buscan cercar, ya decretó varios toques de queda.
El último de ellos duró 35 horas la semana pasada, del martes por la noche al jueves por la mañana.
En tanto, el progreso en las conversaciones entre las partes aún es insuficiente para hablar de una reunión entre los presidentes ruso y ucraniano, Vladimir Putin y Volodomir Zelenski, declaró hoy el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, en disidencia con lo expuesto ayer por el canciller turco, Mevlut Cavusoglu, quien habló de avances en «temas significativos» del conflicto.
«Hasta ahora no hay ningún progreso sustancial; no hay acuerdos, los presidentes no tienen nada que constatar», dijo el vocero en una rueda de prensa cuando le preguntaron en qué fase están las conversaciones en el contexto de una posible reunión entre Putin y Zelenski.
Peskov explicó que para hablar de ese encuentro «primero se necesitaría llevar a cabo una labor preparatoria, celebrar las conversaciones (entre las delegaciones rusa y ucraniana) y analizar sus resultados», reprodujo la agencia de noticias rusa Sputnik.
El viernes, Zelenski hizo un nuevo llamado a Rusia para hablar de «paz y seguridad».
«Es tiempo de reunirnos. Es tiempo de discutir. Es tiempo de restaurar la integridad territorial y la justicia para Ucrania», dijo en un nuevo video subido a la red social Facebook.
Antes, Putin se había quejado de lo que llamó una política de «retraso» de las conversaciones de parte de los negociadores ucranianos, quienes, a su entender, presentaban demandas imposibles de acordar.
Rusia y Ucrania llevaron a cabo varias rondas de negociaciones desde la invasión ordenada por el Kremlin el pasado 24 de febrero, a pesar de lo cual no han cesado los bombardeos sobre diferentes ciudades de Ucrania.
El 24 de febrero Rusia lanzó una ofensiva militar en Ucrania bajo la justificación de que el Gobierno de Kiev venía cometiendo crímenes contra los habitantes de dos provincias rusoparlantes en la región del Donbass a las que, previamente, Moscú había reconocido como Estados independientes.
El reclamo del Kremlin incluye la violación por parte de Ucrania de los Acuerdos de Paz de Minsk, de 2014 y 2015, que obligaban a Kiev a darle a esas regiones -Lugansk y Donetsk, que en sendos referendos votaron por separarse de Ucrania- autonomía y posibilidades de elegir sus propias autoridades.
Ucrania, en cambio, afirma que con la operación militar Rusia pretende arrasar con la cultura y la historia ucraniana y derrocar a Zelenski para promover que un dirigente cercano a Moscú llegue al poder.