El Xeneize retomará las prácticas mañana después de rescatar un punto en el Gigante, para ya poner la mente en el clásico con Racing del próximo sábado.
Cuando la historia en el Gigante de Arroyito parecía sentenciada, Nicolás Figal desenvainó un cabezazo a la red que le dio el empate, pero también una bocanada de aire a Boca. Y aunque necesitaba ganar por el contexto en el que vive, lo cierto es que el punto, por el cómo, se percibe como mucho más que un punto puertas adentro. Sobre todo, porque evitó la cuarta derrota al hilo en la Liga Profesional y llegar con los ánimos por el piso al clásico del próximo sábado con Racing. Ahora, el panorama es otro pensando en una seguidilla clave que no solo tiene a la Academia en el horizonte, sino también a Colo Colo por la Copa Libertadores y después a River.
Con esa sensación positiva que quedó más por el carácter que mostró su equipo que por lo futbolístico, donde otra vez hubo muchas falencias -más allá de que también es cierto que se vio algún indicio de la idea que pretende-, Jorge Almirón decidió darle la jornada del lunes libre al plantel xeneize.
Con la idea de que los jugadores descansen después de una última semana ajetreada en la que hubo doble competencia, y además teniendo en cuenta que la cita venidera será recién el fin de semana, el DT programó la vuelta a los entrenamientos en Ezeiza recién para mañana.
Ya el martes desde temprano, el plantel y el CT se reunirán en Boca predio para empezar a planear el clásico contra el equipo de Fernando Gago que tendrá lugar en La Bombonera.
De cara a lo que será el duelo del sábado con la Academia, habrá dos jugadores que deberán prestar especial atención a su accionar en el campo si Almirón decide hacerlos jugar, ya que una amarilla más puede privarlos de disputar el Superclásico con River del 7 de mayo: Alan Varela y Guillermo Fernández. El primero no fue amonestado ayer contra Central y sigue al límite, mientras que Pol sí y alcanzó las cuatro.