Tras la eliminación de la Copa de la Liga, el presidente de Boca le quitó el respaldo al técnico y ya tiene un plan B si los resultados siguen sin aparecer.
Por si el poco profesionalismo de algunos jugadores del actual plantel de Boca Juniors no fuera suficiente, también se generó una tremenda interna entre el técnico Diego Martínez y el presidente de la institución, Juan Román Riquelme. Como ya adelantamos en este medio, la gota que rebalsó el vaso fue la eliminación de la Copa de la Liga, dado que el DT apostó todo a este certamen en desmedro de la Copa Sudamericana, donde puso suplentes en varios partidos lo que dejó al equipo en una situación complicada para su continuidad en el certamen continental.
La primera diferencia entre técnico y presidente se dio minutos después de la eliminación. Mientras Martínez habló de “injusticia en el resultado” y dio a entender que su equipo fue perjudicado por el arbitraje en la conferencia de prensa, Riquelme fue contundente cuando algunos periodistas que habitualmente cubren a Boca le insistían con preguntas sobre algunos fallos arbitrales: “No hay que buscar excusas y felicitar a Estudiantes”.
Según confirmaron varias fuentes a minutouno.com, Riquelme se enojó de forma irreversible con el técnico tras la eliminación. Y el enojo no quedó en una emoción del momento. En las horas siguientes, el presidente de Boca en forma sigilosa hizo las primeras gestiones para tener listo un “plan B” en caso de que los resultados de Martínez no sigan siendo los esperados. O para ser más precisos, un “plan K”: Riquelme ya tiene apalabrado al Kily González para hacerse cargo del primer equipo, viejo conocido suyo que, si bien actualmente se encuentra en frente de Unión de Santa Fe, llegado el caso haría todo lo posible para mudarse a La Boca.