El goleador del Fortín campeón contó detalles de la artritis reumatoidea que lo sacó de las canchas por un año y medio, cuando jugaba en Acassuso en 2012. «Ni las pastillas ni nada me sacaban el dolor. Decidí seguir el camino de la fe», expresó.
Braian Romero, goleador del Vélez campeón de la Liga Profesional tras la coronación y, en una charla a corazón abierto, recordó su dura historia de superación y la artritis reumatoidea que casi lo retira del fútbol hace 12 años.
En 2012, cuando jugaba en Acassuso, al delantero lo diagnosticaron con un cuadro severo de artritis reumatoidea que lo alejó de las canchas: «Estuve un año y medio casi sin jugar al fútbol. Me dijeron que no iba a jugar más al fútbol. Me pude recuperar con mucha fe. Ahí fue que me hice creyente. Me aferré a la fe. Ni las pastillas ni nada me sacaban el dolor». Además, remarcó que «caminaba como un anciano».
En ese momento, se acercó a la iglesia, que fue una fuente de energía para salir adelante. «Decidí seguir el camino de la fe. Fue lo que me ayudó a salir de ese mal momento. No podía caminar, trotar, trabajar… Fue un momento muy duro que me ayudó mucho pasarlo con mi señora. Teníamos 17 años. Éramos unos chicos, unos bebés. Vivíamos solos. Nos fortaleció mucho», agregó.
«Es lo que me tocó pasar. Lo cuento cada vez que puedo porque es mi historia de vida, es lo que me hizo fuerte, agarrar los valores», explicó Romero, quien también reflejó su historia en su libro «Un mensaje de vida», que presentó hace pocas semanas.
«Ya volver a jugar al fútbol era un montón. Y en 6 meses pude lograr lo que muy pocos jugadores del Ascenso pueden, que es jugar en Primera División. En seis meses, Dios me devolvió todo lo que -yo decía- me había sacado. Renegué mucho de eso. Era un chico muy sano. Decía, ¿por qué me pasa a mí? Me acosté a dormir una siesta y no me levanté más. Fue así de loco… Después, todo fue felicidad. Siempre mi carrera fue subiendo. En todos lados pude salir campeón», sentenció.