Su objetivo es ayudar a los más pobres
Un banco nacido en una favela brasileña de forma digital, con la intención de poder ayudar a los emprendedores en las barriadas más pobres del país, abrirá próximamente sucursales físicas en cuatro estados, buscando ayudar a los más desfavorecidos.
Nacido en la favela de Paraisópolis, en Sao Paulo, el G10 abrió el mes pasado su primera sede física, en la misma comunidad donde creció y repetirá el proceso en otros asentamientos parecidos.
Ellos son Heliópolis, la mayor favela de Sao Paulo; Sol Nascente, la mayor favela del país en el Distrito Federal; Aglomerado da Serra, en Belo Horizonte, y Casa Amarela, en Recife.
Según explicó a Xinhua el director general de G10, Gilson Rodrigues, el banco ofrece cuentas y préstamos digitales a los habitantes de las favelas, con la vocación última de ser una entidad de desarrollo que apoye a los empresarios de las barriadas brasileñas.
«Es como el banco de fomento estatal, pero para favelas, haciendo que el acceso al crédito sea menos burocrático», aseguró Rodrigues, resaltando que una de las principales ventajas del banco es que resulta ser lo bastante flexible como para tratar condiciones de vida con poca formalidad, un obstáculo en la banca tradicional, que suele pedir documentación como pruebas de residencia e ingresos.
La evaluación del crédito se mide por criterios que incluyen la relación con la comunidad, el nivel de planificación de las inversiones e ingresos, teniendo en cuenta la posible inestabilidad financiera.
Para Rodrigues, la metodología se desarrolló con el apoyo del Banco Central. «Se creó para que las personas del sector informal puedan tener acceso», subrayó el director general.
Según un sondeo realizado por NOS Pesquisas, el 32 por ciento de los habitantes de las favelas brasileñas se queja de la demora en la aprobación de créditos por parte de los bancos y el 29 por ciento tiene dificultades para acceder a préstamos debido a su historial financiero.
Además, el 77 por ciento de esta población ya debió negociar deudas vencidas para que su nombre sea eliminado del registro negativo.
La idea inicial, cuenta Rodrigues, era crear una institución que emitiera una moneda local para su circulación en Paraisópolis, como otros bancos comunitarios, pero la idea se abandonó por el riesgo de falsificación.
«Decidimos no hacer la moneda, pero pensamos en crear una tarjeta. Creamos una tarjeta de crédito llamada Nova Paraisópolis. Esa tarjeta ya no existe. Pero la hicimos funcionar. Había 11.000 personas con acceso a crédito por una media de 300 reales (60 dólares)», recordó.
A partir de esa experiencia surgió el proyecto del banco, que se organiza en torno a cuatro entidades jurídicas para ofrecer diversos servicios, como consorcios, cuentas digitales y crédito.
«Modelamos los consorcios a partir de los deseos que vemos que tienen los residentes, que a veces no se cumplen», explicó Rodrigues, citando como ejemplos los viajes, las cirugías y la compra de teléfonos móviles, motos y coches.
Tener casa propia es el deseo del 34 por ciento de los habitantes de las favelas, según la encuesta de NOS Pesquisas: el 33 por ciento cree que necesita organizar su jubilación y el 24 por ciento no tiene una fuente de ingresos segura.
El Banco G10 tiene actualmente unos 5.000 clientes, con el objetivo de alcanzar los 20.000 al final del semestre.
Según el director general, ya se otorgaron créditos por valor de 1 millón de reales (200.000 dólares) a 200 empresarios.
El plan de abrir sucursales forma parte tanto de la estrategia de ampliar el número de clientes como de la filosofía de inclusión del proyecto.
«Somos conscientes de que lo digital es el futuro, pero necesitamos crear un espacio de degustación, por así decirlo, donde los residentes se sientan seguros, donde puedan ir a hablar con el gestor, donde puedan tener una relación real«, apuntó sobre una decisión «a contracorriente» de los grandes bancos, que redujeron la atención en persona.
«Sigue siendo fundamental para una población que tiene dificultades de acceso, que es analfabeta o semianalfabeta y que culturalmente no está acostumbrada a lo digital», afirmó Rodrigues.
Entre los habitantes de las favelas, el 2 por ciento nunca utiliza la aplicación del banco y el 1 por ciento aún no realiza pagos con Pix, para transferencias instantáneas vía teléfono móvil, según la encuesta de NOS Pesquisas.
Sin embargo, el 61 por ciento de esta población tiene una cuenta digital y el 60 por ciento realiza transferencias con Pix a diario.
Solo el 9% saca dinero a diario de los cajeros automáticos.