En un clima tenso y plagado de negociaciones contrarreloj, la provincia de Buenos Aires cerró sus listas de cara a las elecciones del 7 de septiembre, donde se renovarán 69 bancas en la Legislatura —46 diputados y 23 senadores—, además de concejales y consejeros escolares en los 135 municipios. El proceso se extendió hasta la madrugada del lunes por cortes de energía y fallas en el sistema de carga, lo que obligó a ampliar el plazo oficial.
El frente Fuerza Patria, que lidera Axel Kicillof, logró una lista de unidad tras largas discusiones con La Cámpora, el Frente Renovador y sectores del peronismo no alineado. Gabriel Katopodis encabezará en la Primera Sección y Verónica Magario, con una candidatura testimonial, en la Tercera. También se destacan nombres vinculados al kirchnerismo como Fernanda Raverta, Diego Videla, Alejandro Dichiara y Ariel Archanco.
Desde el oficialismo nacional, La Libertad Avanza y el PRO sellaron una lista conjunta bajo el liderazgo de Karina Milei. La boleta tendrá como figuras principales a Diego Valenzuela, Maximiliano Bondarenko y Guillermo Montenegro, en una estrategia que mezcla perfil duro y despliegue territorial. El PRO, aunque presente, no tuvo un peso central en el armado.
El frente «Somos Buenos Aires», integrado por la UCR, la Coalición Cívica y sectores independientes, apostó por intendentes como Julio Zamora y Pablo Petrecca, y dirigentes afines a Martín Lousteau, Elisa Carrió y Margarita Stolbizer. En tanto, la alianza Nuevos Aires optó por candidatos de perfil local y técnico, como Mauricio D’Alessandro y Gabriela Azcoitia.
Pese al acuerdo formal, en el peronismo quedaron heridas abiertas. Las negociaciones incluyeron a Kicillof, Massa, Máximo Kirchner, Mayra Mendoza y Facundo Tignanelli, y en varias secciones —como la Segunda y la Sexta— se inscribieron listas paralelas como gesto de presión.
La campaña tendrá como eje las ocho secciones electorales, con especial atención en la Primera y la Tercera, que concentran la mayor parte del electorado. Sin el arrastre de boletas nacionales, lo que ocurra en Buenos Aires será observado con lupa a nivel nacional, como un anticipo de la disputa por el poder de cara a 2027.