Luego de ser detenido por un caso de abuso sexual, el humorista finalmente regresó a su casa con prisión domiciliaria. Allí fue dónde rompió el silencio.
Luego de un año en prisión, Cacho Garay finalmente fue agraciado con la felicidad de la prisión domiciliaria, la cual le fue otorgada por la Justicia. Ahora, tras varios meses de silencio y hermetismo en cuanto a lo que siente, el humorista rompió el silencio con una canción que fue revelada por Juan Etchegoyen.
Durante su programa, el periodista puso al aire un video en el que se ve a Cacho Garay interpretando una canción de Roberto Goyeneche con la que revela sus sentimientos.
“Finalmente a Cacho Garay le otorgaron la prisión domiciliaria y me ha llegado un material que entiendo que va a hacer bastante ruido. Quiero compartirte un material que sale a la luz después de la decisión que ha tomado la Justicia», comenzó Juan Etchegoyen.
Luego de esto, agregó: «Esta imagen que estás viendo es del humorista que ha interpretado una canción en las últimas horas”.
Al mismo tiempo, aseguró: “Estas imágenes se dan a conocer después que Garay abandone el penal donde se encontraba. Este video me llegó hace pocas atrás y ahora lo vamos a ver completo. Lo que me dice la persona que me lo envió es que esta canción explicaría lo que siente Cacho Garay después de todo lo que tuvo que pasar este año detenido”.
“Lo que vas a ver es a Garay cantando, con guitarra en mano y mirando a cámara por momentos como dando un mensaje claro a la sociedad, presten atención a la letra de la canción», profundizó Etchegoyen. «Y escuchen también el mensaje que da al final agradeciéndole a Dios haberse llevado a su padre para que no tenga que vivir la humillación que estoy padeciendo dice Cacho”, cerró Juan para luego poner el video de la canción al aire.
La canción que canta Cacho Garay: «Es el amigo que hoy necesito»
“Él pintaba paredes que otros lucían
Él pintaba la cuna en que yo dormía
Y cantaba bajito acariciando
Valsecitos, milongas y algunos tangos
Él cantaba bajito acariciando,
Él mateaba debajo del limonero
Los domingos de julio, de abril o enero
Y miraba la vida desde su hombría
Y enseñaba a vivirla con valentía.
Él miraba la vida desde su hombría.
Él hablaba el idioma de la ternura.
Con muy pocas palabras y mil dulzuras
Y quería las cosas que yo quería
Mis amigos, mi canto, mi rebeldía.
El quería mi canto, mi rebeldía.
Él se fue una mañana de abril y soles
Rodeado de parientes y algunas flores
Mi abrazo que era suyo quedó solito.
Mi viejo es el amigo que hoy necesito”