El artefacto espacial, lanzado en 1972 como parte del programa Venera, reingresó este sábado a la atmósfera terrestre y cayó en el océano Índico. Fue diseñado para resistir la densa atmósfera de Venus, pero falló en alcanzar su objetivo y permaneció más de medio siglo girando alrededor de la Tierra.
Una cápsula diseñada para descender sobre Venus terminó cerrando su historia cinco décadas después en el océano Índico. La sonda soviética Kosmos 482, lanzada el 31 de marzo de 1972 como parte del ambicioso programa Venera, finalmente cayó a la Tierra este sábado, luego de 53 años en órbita. Según confirmó Roscosmos, el impacto se produjo a unos 560 kilómetros al oeste de la isla de Andamán del Medio.
“El aparato dejó de existir al salirse de su órbita y caer en el océano Índico”, comunicó oficialmente la agencia espacial rusa, que aclaró que el evento fue controlado mediante sistemas automatizados de alerta para prevenir riesgos en zonas habitadas.
Una misión frustrada que se convirtió en historia
Kosmos 482 era una nave gemela de Venera 8, con el objetivo de estudiar la atmósfera y la superficie venusina. Pero su travesía quedó truncada cuando la cuarta etapa del cohete Molnia-M falló, impidiendo que alcanzara la velocidad de escape. Desde entonces, su cápsula de descenso —revestida de titanio y diseñada para soportar temperaturas extremas— quedó atrapada en una órbita elíptica alrededor de la Tierra.
A pesar de su fracaso como misión científica, Kosmos 482 sobrevivió en el espacio durante más de medio siglo, siendo monitoreada por agencias internacionales y entusiastas del rastreo satelital. La NASA había advertido que el diseño robusto de la cápsula hacía probable que fragmentos resistieran el reingreso. De hecho, no se descarta que partes hayan llegado al mar sin desintegrarse.
“El aparato fue detectado en órbita a las 6.04 UTC y ya no estaba a las 7.32. O sea, cayó”, explicó el astrónomo Claudio Martínez, quien siguió el episodio con atención. “Esperamos que en las próximas horas haya algún video del evento o testigos retratando la caída”, agregó.
Diseño
El artefacto estaba equipado con instrumentos de medición para estudiar flujos de partículas, temperatura, presión, espectrometría gamma y fotometría. Sin embargo, nada de eso llegó a ser utilizado.
Kosmos 482 fue también símbolo de otra época, marcada por la carrera espacial entre la URSS y Estados Unidos. Pero su reingreso encendió una alarma actual: la basura espacial. Según la Agencia Espacial Europea, hay más de 50.000 objetos de gran tamaño orbitando la Tierra, y la posibilidad de impactos incontrolados genera creciente preocupación.
“Su historia ilustra cómo tecnologías del pasado pueden convertirse en problemas del presente”, señalaron desde un informe de la ESA. La imposibilidad de predecir con precisión el lugar de impacto y el volumen creciente de restos espaciales obligan a repensar los sistemas de monitoreo y control en órbita.
Una cápsula con herencia soviética
Kosmos 482 fue parte del programa Venera, que logró hito tras hito en la exploración de Venus. Su gemela, Venera 8, logró posarse en el planeta en 1972. Pero esta cápsula quedó como una promesa inconclusa, un eslabón perdido que finalmente cerró su ciclo este 11 de mayo de 2025.
Y aunque su caída no generó víctimas ni daños reportados, el episodio refuerza un debate urgente: cómo manejar el legado de las misiones espaciales que no concluyeron como estaban previstas, pero que siguen gravitando —literal y simbólicamente— alrededor de la Tierra.