Estados Unidos solicitó este miércoles a la Justicia británica que revoque la decisión de un jueza de primera instancia de rechazar la extradición de Julian Assange, reclamado por unafiltración masiva de documentos,y prometió que el fundador de WikiLeaks cumplirá cualquier eventual condena en su Australia natal.
Tras siete años recluido en la embajada de Ecuador en Londres y dos años y medio en la cárcel de alta seguridad de Belmarsh, el australiano de 50 años, considerado por sus seguidores como unavíctima de ataques contra la libertad de expresión, dio un gran paso hacia su libertad en enero.
La jueza británica Vanessa Baraitserrechazó entonces la demanda de extradición de Washington alegando que existía riesgo de que Assange se suicidara.
En Estados Unidos se lo acusa de 17 cargos de espionaje, con una pena posible de 175 años de prisión, por la divulgación por parte de WikiLeaks de cientos de miles de documentos confidenciales militares y diplomáticos estadounidenses que le fueron filtrados.
El abogado de Estados Unidos en el caso, James Lewis, argumentó que la jueza Baraitser se equivocó al fallar que Assange podría suicidarse debido a sus opresivas condiciones de detención y al estrés de tantos años de persecución.
Lewis dijo que el Gobierno de Estados Unidos prometió que Assange no será mantenido en una prisión de máxima seguridad ni en condiciones de aislamiento antes de ser juzgado, y que si es condenado podrá cumplir su sentencia en Australia.
Estas garantías «son vinculantes para Estados Unidos», aseguró, informó la cadena BBC.
El letrado dijo también que, para Estados Unidos, Assange no está tan mal de salud que no pueda resistir infligirse algún daño.
En respuesta, el abogado Edward Fitzgerald, el defensor de Assange, dijo en un escrito que Australia no ha aceptado aún recibir a Assange en caso de que sea condenado en Estados Unidos.
Incluso si Australia diera el ‘ok’, el proceso legal en Estados Unidos podría alargarse una década, «durante la cual el señor Assange permanecerá detenido en un aislamiento extremo», según Fitzgerald.
El letrado acusó a Lewis de querer «minimizar la severidad del trastorno mental y el riesgo de suicidio del señor Assange».
Varias decenas de partidarios de Assange se manifestaron a las afueras del tribunal de la audiencia, la Alta Corte, un edificio neogótico en el centro de Londres.
Se esperaba que Assange compareciera por videoconferencia, pero Fitzgerald dijo que su cliente había recibido una alta dosis de una medicación y que no se sentía bien para participar del procedimiento.
Más tarde, una pantalla de video montada en la sala mostró a Assange conectarse por momentos para seguir la audiencia.
Según su pareja, Stella Moris, quien lo visitó el sábado en la cárcel, Assange está «en muy mal estado». «Julian no sobreviviría a una extradición, es la conclusión de la magistrada», dijo en una rueda de prensa.
«Julian quiere poder volver a Australia y ver a su familia, su madre, a quien no ha visto desde hace ocho años», explicó, aunque admitió que será difícil porque»Australia no ha hecho nada para garantizar su seguridad».
Afuera de la corte, Moris insistió en que estaba «muy preocupada por la salud de Julian».
«Lo vi el sábado. Está muy flaco», agregó la mujer. La audiencia durará dos días. Los dos jueces que la presiden -entre ellos el jefe de la judicatura del Reino Unido, Lord Ian Burnett, no darán su veredicto hasta dentro de varias semanas.
La disputa judicial seguramente continuará, porque la parte que pierda esta audiencia puede apelar ante la Corte Suprema del Reino Unido.
Aunque los cargos contemplan una pena máxima de 175 años, Lewis dijo que «la condena más larga jamás impusta por estos mismo delitos es de 63 meses».
Assange, que cuenta con el apoyo de numerosas organizaciones de defensa de la libertad de prensa, es buscado por Estados Unidos por espionaje a raíz de la publicación de unos 700.000 documentos militares y diplomáticos secretos.
Fue detenido por la policía británica en abril de 2019, tras haber pasado siete años recluido en la embajada de Ecuador en Londres, donde se refugió cuando estaba en libertad bajo fianza. Temía la extradición a Estados Unidos o Suecia, que lo reclamaba por violación, cargos que fueron abandonados desde entonces.
Para el redactor jefe de WikiLeaks, Kristinn Hrafnsson, sería «impensable» que el Alto Tribunal de Londres llegue a otra conclusión que la «confirmación» del rechazo de entregar a Assange a Washington.
Varias organizaciones de defensa de los derechos humanos y de la libertad de prensa, como Amnistía Internacional, Human Rights Watch y Reporteros Sin Fronteras, instaron a mediados de octubre en una carta abierta al fiscal general estadounidense a que abandonase las medidas.
Assange es objeto de un proceso lanzado durante la presidencia de Donald Trump. Bajo la presidencia de Barack Obama, que tenía a Joe Biden, el actual mandatario estadounidense, como vicepresidente, la Justicia había renunciado a actuar contra el fundador de WikiLeaks.
Pero la elección de Biden en la Casa Blanca no parece conllevar el giro en el caso que los seguidores de Assange esperaban.
La directora de campañas internacionales de Reporteros Sin Fronteras, Rebecca Vincent, estimó que el presidente demócrata había perdido la oportunidad de «distanciarse de sus predecesores».
«Estados Unidos parece determinado a continuar por esta vía pero no es inevitable», dijo a la prensa. «Esto debe parar».
Fuente: Télam