El atacante de Newell’s es uno de los deseos que tiene el DT xeneize. Su historia, condiciones y estilo de juego.
Brian Aguirre despertó el interés de Boca, que lo tiene como uno de los objetivos en este mercado de pases. Pese a que Sebastián Méndez, flamante entrenador rojinegro, pidió que se quede, el juvenil es uno de los jugadores a vender por parte de Newell’s y parece que este es el mercado ideal. ¿Su futuro estará en La Boca o fuera del país?
Aguirre es un extremo que destaca por su capacidad de gambetear, algo que cada vez es más difícil de encontrar en el fútbol actual y más en el de nuestro país. Siempre descolló por su forma de agarrar la pelota y buscar constantemente el uno contra uno, que muchas veces termina siendo él contra tres o cuatro rivales que refuerzan la marca para evitar que gane el duelo. Puede jugar por cualquiera de las dos bandas pero se siente más cómodo haciéndolo por izquierda, a pierna cambiada. Con Neymar como referente desde sus inicios, mantiene el potrero argentino y lleva la gambeta en la sangre. De perfil bajo, un poco introvertido, se maneja con la sencillez de un chico de barrio que mira hacia atrás recordando por todo lo que pasó y que no se conforma con lo ya conseguido.
Brian nació en Granadero Baigorria el 6 de enero de 2003 y llegó a Newell’s en 2015. De 9na a 5ta de AFA convirtió 32 goles en 81 partidos. Apenas cumplió 17 años, debutó en Reserva, donde disputó 45 partidos y anotó cuatro goles. En 2020 firmó su primer contrato como profesional, que luego fue renovándose hasta llegar a diciembre de 2025 como última instancia.
Su debut en Primera se dio en 2021, con Germán Burgos como DT, en la derrota ante Gimnasia en el Bosque. En el resto de ese año no volvió a sumar minutos con Fernando Gamboa ni en el interinato de Adrián Taffarel. Luego llegó Javier Sanguinetti, quien empezó a ponerlo como titular pero en los últimos partidos de su ciclo.
Brian estaba mucho con la selección Argentina y se perdía constantemente entrenamientos en Rosario debido a jornadas en el predio de Ezeiza, torneos en el exterior como el Montaigu o L’ Alcúdia (en ambos salió campeón), sudamericanos y mundiales juveniles.
Le costaba asentarse en el primer equipo, pero con el arribo de Gabriel Heinze como entrenador empezó a encontrar continuidad. «Como todo jugador talentoso, Brian Aguirre por ahí se va. Pero eso también es por la juventud. A veces está pensando en la jugada que hizo y en la que va a hacer, o qué va a hacer cuando reciba la pelota. Le digo que tiene que concentrarse un poco más», manifestaba el Gringo. El juvenil siempre fue elogiado por su gambeta y por momentos abusó de la confianza que le daban. «Sabemos que es lindo hacer un gol, pero también es importante dársela a un compañero», comentaba Heinze después de un partido ante Belgrano en el que Aguirre estuvo intratable por las bandas pero no lograba finalizar bien las jugadas generando el reproche de sus compañeros y provocando esa reflexión del DT.
Con Mauricio Larriera jugó en 19 de los 20 partidos que el entrenador uruguayo dirigió (12 de titular y 7 ingresando). Con este DT anotó dos goles: Lanús y Platense. Larriera destacó su actuación ante el Calamar en la primera fecha de esta Liga Profesional, cuando ingresó como relevo y cambió el partido con un gol y asistencia: «Cuando un jugador no es transferido, suele tener bajones. Nos queda la satisfacción de lo que hizo Brian. Está vigente. Tiene condiciones fantásticas. Estando bien, anímicamente sobre todo, es un jugador desequilibrante».
Al principio, muchos entrenadores decidían usarlo como revulsivo y no desde el inicio porque entendían que le faltaba en la faceta táctica o que en los momentos sin pelota se desordenaba. Pero esa idea quedaba en la nada cuando en todos los entrenamientos agarraba la pelota y desparramaba a sus compañeros generando el desorden rival tan difícil de conseguir. Heinze intentó inculcarle mucho la táctica para que pudiera sacar más provecho a la hora de jugar y no se quedara sólo con ser un jugador desequilibrante.