Un equipo de investigación del INTA detectó la presencia de esta enfermedad en zonas productoras de Formosa. Causada por una bacteria, se trata de una de las problemáticas sanitarias más importantes del cultivo del mango y puede provocar pérdidas de rendimiento de hasta el 100 %.
La producción de mango en la Argentina se encuentra en pleno auge. Las características agroecológicas del NEA permiten el desarrollo de la producción de esta fruta y que el cultivo se extienda a varias zonas de la provincia de Formosa. Desde el Área de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar (IPAF) región NEA del INTA, un equipo de investigación detectó la presencia de la mancha negra bacteriana en un lote de mango de la unidad. Esta enfermedad es considerada la más importante y limitante del cultivo de esta fruta.
Pilar Ortega y Villasana –investigadora del IPAF NEA– explicó que la bacteriosis detectada en los lotes de mango es causada por la Xanthomonas spp,.: “Nos encontramos ante un ataque muy severo en la variedad de mango Tommy Atkins. Luego de enviar las muestras al Laboratorio de Sanidad Vegetal de la Estación Experimental Agropecuaria Bella Vista del INTA en Corrientes, quienes confirmaron que la bacteriosis era causada por Xanthomonas spp. A la vez se están llevando a cabo pruebas de patogenicidad en dicho laboratorio”.
La mancha negra bacteriana en mangos es una enfermedad muy difícil de controlar. Los síntomas pueden ser detectados en hojas, tallos, rama y fruto y las pérdidas pueden llegar al 100 % en variedades susceptibles. Como consecuencia de esto, su presencia reduce la cantidad de frutos a cosecha ya que aquellos frutos que no se pierden a causa de la enfermedad, no tienen la calidad comercial para venta en fresco y constituyen una amenaza ya que pueden atraer insectos y hongos.
Gerardo Tenaglia –investigador del IPAF NEA– aseguró que, mientras en la cosecha 2021-2022, se detectó la enfermedad en forma puntual, “en esta última campaña la aparición de síntomas se dio de forma abrupta, simultánea y generalizada en toda la zona productora de nuestra localidad”, y agregó que afectó “a todas las variedades que se cultivan en la zona, incluyendo al mango criollo”.
Con el fin de reducir el riesgo de la aparición de esta enfermedad, desde el INTA, recomiendan implementar prácticas de manejo que reduzcan o retrasen el inoculo inicial y medidas de control ante su desarrollo. En este sentido, Tenaglia explicó que se deben cumplir una serie de cuidados en todas las facetas de la producción, evitar cualquier tipo de actividad con humedad ambiente superiores al 80 %, eliminar cualquier residuo vegetal en la maquinaria agrícola antes de cambiar de lote y desinfectar ropa, haciendo hincapié en los cosecheros (que se mueven de productor en productor), equipamiento, herramientas de mano y vehículos utilizados.
“Los residuos deben ser desechados en el mismo lugar y posteriormente, aplicar desinfectantes. Para la maquinaria agrícola, el hipoclorito de sodio –lavandina– se debe utilizar en concentración de 200 ppm,”, puntualizó Tenaglia y agregó: “El uso de agua caliente y detergente es de utilidad siempre que sea aplicado a alta presión y a una temperatura mínima de 71° C”.
En cuanto a los plantines utilizados para la siembra, se recomienda utilizar aquellos que provengan de viveros certificados, con semillas y estacas libres de enfermedad, asegurando la sanidad de la planta. Por su parte, los terrenos utilizados en la siembra no deben registrar la presencia de esta enfermedad en su historial.
Con el fin de evitar la diseminación de la bacteria a distancias cortas y disminuir las heridas en las plantas por el efecto del viento, desde el INTA también recomiendan la instalación de cortinas rompe viento alrededor y dentro de los lotes. Por otro lado, la poda interior de la copa de los árboles facilita la suave circulación del aire y disminuye la humedad sobre las hojas y frutos, contribuyendo a evitar que la bacteria se multiplique y disemine.
La producción de mango en la Argentina
Si bien la producción de esta fruta es incipiente, el NEA presenta cualidades para su expansión. De acuerdo con Tenaglia, en el último tiempo “se ha extendido el cultivo de mango en la zona debido a factores como la cercanía con los mercados, la primicia lograda en el ambiente, la baja necesidad de manejo y mano de obra hasta el momento de la cosecha, entre otros”.
Por otro lado, la producción de mango “cubre una ventana económica importante, ya que genera ingresos a los agricultores, en aquellos momentos donde aún no ha empezado la cosecha de banana”, agregó el investigador. Por esto, los productores locales se encuentran en un proceso de incorporación de esta fruta en sus fincas. Si bien estas frutas dan fruto entre los 5 y los 8 años, los agricultores familiares han incorporado de a un cuarto de hectárea por año, y se estima que hay más de 400 hectáreas implantadas en Formosa.
Con la perspectiva de crecimiento en la producción del mango en esta zona del país, el IPAF NEA del INTA lleva adelante ensayos de mango para generar información técnica de relevancia para la producción de esta fruta cuya demanda está en auge.
A raíz de la detección de esta la enfermedad se realizó una reunión interinstitucional en el Área IPAF NEA, con el objetivo de analizar la situación del cultivo de mango en la provincia de Formosa, planificar actividades y definir criterios de manera conjunta. Participaron técnicos y técnicas del Ministerio de Producción y Ambiente de Formosa, del Centro de Validación de Tecnologías Agropecuarias (CEDEVA), de la Municipalidad Laguna Naineck, del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad (SENASA), por parte del INTA, la Agencia de Extensión Rural de Laguna Blanca (AER) y el Área IPAF NEA.
Como parte de las prácticas adecuadas para el manejo del cultivo de mango se planificaron actividades, capacitaciones, asistencia técnica y acompañamiento permanente en torno al desarrollo integral del cultivo, en distintos aspectos como la poda, la fertilización, el manejo del monte frutal, el plan sanitario para el control de plagas y enfermedades.