Nidia Angulo (30) había recibido un disparo en la cabeza mientras dormía. Su colega quiso hacerlo pasar como un suicidio
La justicia mendocina condenó a prisión perpetua a la oficial de policía Claudia Marina Pérez (32), quien confesó en un juicio abreviado que asesinó a una de sus colegas, Nidia Angulo (30), mientras tomaba un descanso en su comisaría.
El hecho ocurrió el 18 de febrero de este año en el interior de la subcomisaria el Sauce, en la localidad mendocina de Guaymallén, a unos ocho kilómetros de la capital provincial. Pérez había intentado hacer pasar la muerte como un suicidio, pero finalmente admitió su responsabilidad cuando las pericias mostraban inconsistencias con el relato.
La audiencia se realizó este con la participación del fiscal de Homicidios de Mendoza, Gustavo Pirrello, y el abogado de Pérez quienes pactaron en un juicio abreviado que la imputada admita su responsabilidad en el crimen de su colega.
En este contexto, la auxiliar de la policía mendocina recibió la pena de prisión perpetua por el delito de «homicidio agravado por alevosía, por aprovecharse del estado de indefensión de la víctima, por el vínculo transversal en concurso ideal agravado —la víctima era pareja de su exnovio y tenían una pésima relación— y por el uso de arma de fuego».
Cómo fue el asesinato dentro de la comisaría
El hecho ocurrió el 18 de febrero, cerca de las 7, en la subcomisaria El Sauce, en la localidad mendocina de Guaymallén, cuando dos policías regresaron de una ronda y al ingresar el destacamento encontraron a Angulo con una herida en la cabeza.
Según las pericias preliminares, Angulo se hallaba en una de las oficinas de la seccional que funciona como un lugar de descanso y estaba recostada sobre una especie de cucheta, con un disparo en el cráneo.
Los policías creyeron en un primer momento que estaba descansando, pero luego notaron sangre y una herida en la cabeza, por lo que la trasladaron hasta el hospital de la zona, donde constataron su muerte.
El fiscal de Homicidios llegó hasta la seccional y preservó el lugar, ya que si bien en un principio se pensó en un posible suicidio, en la habitación no encontraron su arma reglamentaria, ni su teléfono celular.
«Entró la novedad como un posible suicidio en la comisaría de un efectivo del Sauce, la encontraron las compañeras de guardia, pero cuando se empezó a trabajar en la escena, había cosas que no coincidían con la mecánica de un suicidio», detalló en su momento el fiscal Pirrello.
En este marco, la sospecha recayó en el novio de Angulo y de la expareja de esta -que además es padre de sus hijos-, pero con el correr de las horas y el avance de las pruebas ambos quedaron en libertad y quedó aprehendida Pérez como la principal sospechosa.
La causa continuó y los investigadores, luego de recibir los resultados preliminares de las pericias, encontraron amenazas en el teléfono de la víctima por parte de la sospechosa.
Además, el barrido electrónico en busca de deflagración de pólvora en sus manos dio positivo en una primera prueba y que según las fuentes, la relación de ambas era conflictiva por el vínculo de la mujer asesinada con el exnovio de Pérez, lo que derivó en denuncias cruzadas y una prohibición de acercamiento de esta última hacia la víctima.
La pareja de la víctima también es policía y trabajaba en la misma subcomisaria donde hallaron el cuerpo, en tanto que Pérez desempeñaba sus tareas en otra seccional ubicada en el distrito de Bermejo.