Según el ISEPCI, el Índice Barrial de Precios creció por debajo del IPC calculado por el INDEC. Sin embargo, desde la entidad, explicaron que «la gente está dejando de comprar por kilo o por docena» y advirtió que el «fiado» está cada vez más ausente entre las prácticas de los barrios.
La directora del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISPECI), Patricia Lezcano, confirmó que el índice barrial de precios que mide la canasta básica total y la canasta básica alimentaria creció en menor medida que la inflación del INDEC, pero aclaró que «el 3,3% continúa siendo alto, y el consumo continúa virando hacia cantidades más chicas, como estrategia para acceder a determinados productos».
En declaraciones a Radio Provincia, explicó que aún siendo menor al oficial, el incremento del IBP es «importante» porque, además, «se da en los productos de la canasta básica» que se releva mensualmente en tres rubros: almacén, verdulería y carnicería. «Si hacemos un desagregado, vemos un impacto importante de incremento del 11,39%, de un mes a otro, en Verduras y Frutas; por ejemplo», detalló.
El relevamiento del ISEPCI se realiza en los negocios de cercanía, que son los que están en los barrios: almacenes, verdulerías y carnicerías. En líneas generales «hay una gran diferencia en los precios con los supermercados», apuntó Lezcano y puntualizó que esto se explica porque los comercios más chicos no cuentan con «la espalda» como para absorber los aumentos que llegan desde los proveedores o estoquearse para tener más productos. «Ellos tienen una semana o 10 días, como máximo, para ir a reponer nuevamente sus productos y se encuentran con aumentos, esto les impide tener una proyección», explicó.
La especialista apuntó que «al no tener precios de referencia para el mediano plazo, se asegura un valor que permitiría al comerciante no perder». De todas formas, y aún admitiendo la complejidad que impone la coyuntura, Lezcano no descartó que en algunos casos se incurra en cierto tipo de especulación. «Como no hay estabilidad en los precios, esa incertidumbre trae como consecuencia esta variedad de precios que, muchas veces, se encuentran de un almacén a otro, quizás en el mismo barrio o en el supermercado del barrio», analizó.
En defensa del bolsillo
Entre las estrategias usadas por los consumidores para acceder a los productos y -en todo caso- defender el bolsillo, Lezcano comentó que en los últimos meses fue «muy difícil para los comerciantes, sostener el famoso fiado». «Un producto que se vende hoy a determinado precio, dentro de 10 días valdrá más caro; y eso implica una complejidad para el dueño del almacén», explicó, aunque aclaró que «no ha muerto del todo esa modalidad, fundamentalmente por el vínculo que suele entablarse entre el comerciante y el cliente».
En esa línea, la titular del ISEPCI contó que el relevamiento que realiza la entidad tiene en cuenta también el testimonio de los clientes, en particular, para entender cómo varían los hábitos de consumo. «En la actualidad, no están haciendo compras por kilo o por docena, incluso el almacenero debe fraccionar los productos para favorecer al acceso de sus clientes a los distintos productos», detalló y sumó que «afloraron los ´combos´ en las verdulerías para comprar, por ejemplo, dos papas y una cebolla; un producto paradigmático porque ha aumentado su precio en más del 480% en un año: hace 12 meses, se pagaban 60 pesos el kilo y hoy se encuentra en torno a los $350.
En lo que hace a las carnes, el pollo era uno de los productos que más se utilizaba porque su precio era accesible, al igual que el hígado. Sin embargo, marcó que «ambos han sufrido grandes incrementos en estos últimos tiempos y esto hace que las familias se inclinen por algunas partes del pollo que son las más económicas, como la carcacita», remarcó.