El hallazgo del cuerpo sin vida de Rodrigo Eduardo Toloza -un joven de 18 años-, por su propia madre y un policía, flotando en el Paraná a orillas del barrio Esperanza, insólitamente no trascendió en los medios ni tampoco hubo informes oficiales al respecto.
La madre de la víctima logró recuperar el celular y ya lo entregó a las autoridades competentes para obtener información. Serían tres los sospechosos señalados por la familia de Rodrigo. Ninguno de ellos fue citado siquiera a declarar como testigo. Habían vendido a $800 el reloj.
Lo que los investigadores toman como una muerte por ahogamiento, Belén Toloza, madre de la víctima, tiene fundadas las sospechas en que se trató de un homicidio; de hecho, varios de los objetos de su hijo habían sido vendidos mientras ella aún no sabía lo que le había pasado a Rodrigo. Hay dos hombres y una mujer bajo sospecha, pero que el fiscal del caso no llamó todavía a declarar. «La Justicia tiene la causa dormida a la espera de que empiece la feria. Me hicieron redactar en un papel los nombre de los sospechosos, algo que ellos ya deberían tener desde la semana pasada», dijo la madre.
«Mi hijo no se ahogó solo, sabía nadar, hacía deportes, era joven y tenía planes para su futuro. A mi hijo lo asesinaron y tenemos sospechas de quiénes fueron, pero la Justicia no avanzó absolutamente nada sobre la investigación del caso. Hoy (por ayer martes) fui a averiguar sobre la causa y está ‘trancada’, sólo tienen el informe forense en el que dice que mi hijo se ahogó y que estaba drogado, pero él no consumía estupefacientes, sólo estaba medicado porque a veces sufría de convulsiones», comentó Belén Toloza