Corrientes: Denuncia que su hijo fue captado por un culto religioso

El joven de 20 años se fue a vivir con los supuestos pastores el 5 de diciembre de 2020 y luego cortó contacto con su familia. Les respondió algunos mensajes a sus padres tras mucha insistencia, pero luego los bloqueó.

Claudia Cotani contó como ella y su familia se vieron involucrados con las personas de la secta, con cuyo apoyo moral contaron al comienzo. Con el tiempo, la mujer comenzó a desconfiar del accionar de estas personas, pero no pudo evitar que su hijo de 20 años se sumara a ellos de manera permanente y cortara contacto por completo con ella y su marido.

La organización usa la fachada de una fundación, cuya sede se halla en el barrio Antártida Argentina, por Reconquista al 1.500, según indicó Claudia.

«Nosotros llegamos ahí porque teníamos problemas familiares y en nuestro matrimonio y eso repercutía en nuestros hijos. Así que nos acercamos buscando ayuda, guía espiritual, que nos sirva para fortalecer la unión de la familia. Nos dijeron que ellos eran una iglesia evangélica cristiana y que había pastores. Ofician celebraciones los sábados y domingos. Luego nos enteramos que no son una iglesia, sino una fundación», contó Claudia.

«Esta gente al principio, por dos o tres años está todo bien, te ayudan, te dan guía y apoyo para la pareja y la familia. Después empieza la manipulación . Ellos se enfocaron en los chicos, cuando no pudieron manipular a los grandes. Mis hijos eran chicos cuando todo comenzó, y ellos todo el tiempo les decían que hacer, les fueron sacando de los deportes, no les dejaban juntarse con sus amigos de la escuela. Armaban reuniones con los otros chicos del culto, con tal de mantener alejados a los chicos de los jóvenes de afuera, formando un círculo cerrado», relató.

Con el transcurso del tiempo, Claudia y su marido comenzaron a notar que algo no andaba bien. Fue cuando sus hijos comenzaron a alejarse, y no les hacían caso, no escuchaban a nadie, salvo a los pastores. «Nosotros les decíamos, no vayan, quédense en casa, terminen la tarea, y ellos no nos hacían caso, igual iban», contó.

«En el año de la pandemia ocurrió lo insólito, porque supuestamente teníamos que estar todos encerrados en nuestras casas. Pero con mi esposo seguimos trabajando, porque nuestras actividades no estaban exceptuadas y mis hijos iban al culto después de almorzar y volvían a la noche. Nosotros les decíamos que debían quedarse en la casa, pero ellos les decían que tenían que ir si o si. Incluso mi esposo llegó a estar con covid, y mi hijo más chico les explicó que teníamos que hacer cuarentena, y del culto les decían que igual tenían que ir», detalló Claudia.

Sobre las tácticas de manipulación del grupo, Claudia comentó: «Ellos van viendo cuales son nuestras debilidades y ahí apuntan. Te dicen que tenés dar el diezmo y ofrendar y cada vez pedían más dinero, porque querían construir un templo. Compraron un terreno y para construir cada vez querían más dinero. Nunca se hizo el templo , quedó como un diseño nomas que siempre mostraban. Pero lo que sí hicieron fue la casa de ellos «.

Sobre la relación con su hijo, Claudia contó que no tiene ningún tipo de contacto con él desde el 5 de diciembre de 2020, el día en que se fue de su casa. «Intentamos comunicarnos con él por todos los medios. Después de un tiempo nos contestó, pero luego nos bloqueó a los dos» , detalló.

Claudia contó que en ese lugar también viven otros jóvenes, muchos del interior. «Les dicen que tienen que estar ahí porque tienen que cumplir un servicio a dios, que consta en hacer actividades ordenadas por ellos, como limpieza de la casa. No hay ningún edificio que funcione como templo, es la casa de ellos. El salón donde se hacen las reuniones es el garage de la casa», explicó.

Sobre el día que su hijo se fue, Claudia recuerda que desde tiempo atrás él ya no era él mismo. «No nos miraba a la cara y todo el tiempo repetía lo mismo: ‘Dice Claudio que les diga a ustedes que me voy a ir de la casa, que voy a dejar de estudiar, me voy a ir de vacaciones a Mar del Plata’. Nos decía que iba a empezar a salir con una chica de ahí, que es la hija de uno de los pastores del lugar, Claudio Giménez, que es médico. Si nosotros le decíamos que no haga algo, el decía que sí lo iba a hacer. Y le pedíamos que nos explique qué iba a hacer y volvía a repetir lo mismo, una y otra vez. Parecía que todo el tiempo estuviera leyendo un texto, y no nos miraba a la cara».

Sobre los fondos con los que se maneja el grupo coercitivo, Claudia explicó que con la fachada de la fundación, que supuestamente da apoyo a jóvenes en situación de calle, así que reciben dinero de las autoridades para tal fin.