Un violento episodio se registró en la noche del miércoles 17 de septiembre en la capital correntina, cuando un procedimiento policial derivó en disturbios con vecinos y dejó como saldo agentes heridos y un perro gravemente lesionado.
El hecho ocurrió en la intersección de Avenida Cartagena y calle Güemes, cuando efectivos del Grupo Táctico Operativo (GTO) acudieron al lugar tras recibir una denuncia sobre personas que estarían quemando cubiertas en la vía pública.
Según la versión oficial, al arribar al sitio los uniformados fueron agredidos con objetos contundentes y golpes. En medio de la tensión, un agente resultó herido en ambas piernas tras ser atacado por un perro que, de acuerdo con la fuerza, habría sido liberado de manera intencional por los vecinos.
La versión de la dueña del animal
Sin embargo, la situación fue relatada de manera muy distinta por Caro Lozano, dueña del perro, quien aseguró que su familia nada tenía que ver con los disturbios y denunció que los policías ingresaron de manera violenta a su hamburguesería ubicada sobre calle Wenceslao Domínguez.
“Nosotros estábamos como todas las noches trabajando, había un repartidor esperando un pedido y también mi padrastro con su moto, listo para salir a repartir. Cuando llegó la Policía, vinieron a los gritos y hasta le patearon la moto a mi padrastro. Él quiso explicarles que no teníamos nada que ver, pero no lo escucharon y empezaron a disparar balas de goma”, contó Lozano.
En ese contexto, la mujer señaló que el perro reaccionó instintivamente para defender a su familia. “No lo soltamos para atacar a nadie, solo reaccionó para protegernos. Con los tiros que estaban pegando, se puso nervioso y saltó. Los policías le dispararon y le partieron el cráneo con sus balas de goma”, expresó con angustia.
Además, aclaró que el animal no es un pitbull, como aseguraron los uniformados, y remarcó que “el perro no hizo más que actuar en defensa”.
Investigación en curso
El hecho generó conmoción en la zona y versiones contrapuestas entre la fuerza y los vecinos. Mientras la Policía sostiene que el perro fue utilizado como un arma contra los agentes, la familia afectada denuncia violencia institucional y un uso desmedido de la fuerza.
El caso quedó bajo investigación judicial para esclarecer las responsabilidades y determinar cómo se desencadenó el violento enfrentamiento.