El joven fue asesinado en plena pandemia cuando salió a cenar con sus amigos.
Las condenas contra los policías acusados de asesinar al joven Valentino Blas Correas en agosto de 2020 en la provincia de Córdoba, en un claro caso de gatillo fácil, fueron confirmadas este martes por el Tribunal Superior de Justicia.
En marzo de 2023 la Cámara Octava del Crimen de dicha provincia sentenció a prisión perpetua a los cabos Lucas Damián Gómez, de 37 años, y Javier Catriel Alarcón, de 33, al considerados culpables por los delitos de «homicidio calificado por ser integrantes de la Policía, y agravado por el uso de arma de fuego, como así también también por la tentativa de homicidio».
A su vez fueron condenados otros policías, de acuerdo a su grado de responsabilidad en los hechos por encubrimiento, ya que se habían puesto de acuerdo para «plantar» un arma en el auto de los jóvenes y de esa manera justificar los disparos contra ese vehículo.
En consecuencia, la agente Wanda Esquivel recibió tres años y diez meses de prisión, mientras que su compañera Florencia Martínez fue condenada a cuatro años y tres meses.
También fueron condenados el subcomisario Sergio González (cuatro años y diez meses), el comisario inspector Walter Soria (cuatro años y nueve meses), el comisario inspector Jorge Galleguillo (cuatro años y ochos meses), el oficial ayudante Ezequiel Vélez (dos años y medio), el cabo Leonardo Quevedo (cuatro años) y el comisario inspector Juan Gatica (cuatro años). En tanto, quedaron absueltos los agentes Rodrigo Toloza y Leonardo Martínez.
El crimen del adolescente de 17 años sucedió el 6 de agosto de 2020, en plena iniciación de actividades en medio de la pandemia por Covid-19, cuando se trasladaba junto a sus amigos en un auto Fiat Argo, y luego de una discusión con un motociclista el vehículo fue detenido en un control de tránsito.
Sin embargo, el conductor se asustó, no frenó y luego los policías comenzaron a disparar contra el vehículo. Una de las balas impactó en la espalda de Correas, quien iba en el asiento trasero, ocasionándole la muerte.
En un segundo juicio, que tuvo lugar en octubre de 2023, condenaron a un empleado de la clínica donde se negaron a atenderlo.
Se trata de Fernando Casalino, empleado de la clínica Aconcagua, que aquella madrugada se negó que Blas Correas ingrese al hospital para ser atendido por el tiro que recibió.