Sucedió en Canadá. El hombre renunció al trabajo, rompió con su pareja y desapareció de un día para el otro. La chica sabía que siempre jugaba a la lotería y sospechó lo peor. El Ente de Loterías congeló la mitad del premio por las dudas.
El hecho es tragicómico, pero seguramente todos nos tomaríamos un minuto para pensar: si gano la lotería, ¿compartiría el premio con mi novio o novia?
La pareja canadiense formada por Maurice Thibeault y Denise Robertson tenía una costumbre y un compromiso tomado: solían comprar boletos de lotería y, en el caso de que alguno ganara, el premio lo iban a repartir entre los dos.
Sorpresivamente un día, Maurice decide separarse y dejar a su novia, lo cual no debería ser en sí sospechoso. Pero el hecho de que el hombre tomara la decisión de un día para el otro, luego de haber apostado a un premio grande (que dijo no haber ganado) y desapareciera completamente de la vida de la mujer, incluso renunciando al trabajo, hizo sospechar a Denise.
Luego de investigar, la chica comprobó lo que su novio le había ocultado y negado: había ganado una fortuna de 900 millones en la lotería y, evidentemente, las ganas de compartir el premio se habían esfumado junto al amor que sentía por su pareja.
De ahí en más, la mujer inició una batalla legal que parece no tener fin, donde le exige a su expareja la mitad del premio obtenido más un resarcimiento por daños punitivos. Mientras tanto Maurice niega la promesa que había hecho en un principio, lo que deja en claro que no pagará lo que pide Denise.
Afortunado en el juego…
“Siempre acordaba que en caso de tener el boleto ganador, las ganancias serían de ambos, juntos como pareja”, contó el abogado de la mujer y acusó a Maurice de actuar “con engaño, arrogancia, prepotencia y una indiferencia cruel”.
Si bien resta que se esclarezca la situación judicial, la Lotería decidió retener la mitad del premio hasta que la Justicia decida si le corresponde a Denise o no. Mientras tanto, es difícil que el amor renazca en la pareja.