«No me sueltes”, le suplicó Miguel Correa, bombero y policía, a Ana María Más, minutos después de que él junto a otros héroes anónimos se sumergieron en un profundo zanjón a rescatarla.
Ana María Más, de 75 años, había quedado atrapada en su camioneta tras despistar por la ruta 11. El vehículo se clavó en una laguna de más de dos metros de profundidad.
«El miedo a morir estaba latente, el vehículo se hundía, mi vida se había salvado gracias al cinturón de seguridad, pero en ese momento por la presión del agua, que ya me había llegado al cuello, no podía desprenderlo», relata en una carta de eterno agradecimiento a los rescatistas.
Una familia que paró en la ruta la alentó desesperadamente a resistir hasta que llegara la ayuda especializada.
«Pensaba en mi nieta Sofía y en las ganas de querer seguir abrazándola, no estaba preparada para morir todavía», recuerda Ana María del momento más difícil de su vida.
Enseguida, el personal del Destacamento de Seguridad Vial de La Costa, del Cuerpo de Bomberos, agentes de la Policía de la localidad de Costa del Este -donde vive Ana María- y ambulancias del SIES aparecieron para rescatarla.
Días después, todavía con los golpes en el cuerpo y movilizada no sólo por el accidente, sino también por la solidaridad de tantos vecinos que la acompañaron, sintió la necesidad de abrazar a Miguel.
Ana María se acercó al control vial de Mar del Tuyú y allí lo encontró.
Entre risas y emoción, Miguel le contó que hace dos años había rescatado a un compañero de su fuerza en el mismo zanjón.
Para sorpresa de Ana María, Miguel le contó también que no sabe nadar.
«Ojalá el intendente, Juan de Jesús, el ministro de Seguridad, Javier Alonso, y el gobernador, Axel Kicillof, puedan leer mis palabras y darle su merecido reconocimiento por su noble y heroica labor», concluye Ana María su carta, publicada en la red social Facebook.