Variedad estilística y buenas performances, dos cuestiones que nunca faltan en este encuentro musical, fueron precisamente los dos grandes rasgos que definieron la primera jornada del festival, en la que alrededor de 40 artistas desfilaron por los seis escenarios montados en el predio.
Divididos, Skay y Los Fakires, Lali, Babasónicos, Los Pericos y Los Auténticos Decadentes fueron este sábado algunos de los principales encargados de que el Cosquín Rock 2024, que se realiza en el Aeródromo del Valle de Santa María de Punilla, en Córdoba, tenga un arranque a la altura de su historia de casi un cuarto de siglo.
Variedad estilística y buenas performances, dos cuestiones que nunca faltan en este encuentro musical, fueron precisamente los dos grandes rasgos que definieron la primera jornada del festival, en la que alrededor de 40 artistas desfilaron por los seis escenarios montados en el predio.
La intensa grilla, con shows superpuestos en muchos casos de artistas que bien podrían encabezar cartel, provocó que desde las últimas horas de la tarde hasta prácticamente la medianoche no hubiera respiro para el público.
Uno de los momentos culminantes de la jornada fue cuando a las 20, en el escenario Sur, Divididos demostró una vez más que es una auténtica «aplanadora del rock», tal como lo corearon anoche sus seguidores.
El trío conformado por Ricardo Mollo, Diego Arnedo y Catriel Ciavarella regaló una demoledora performance que en su vendaval inicial encontró su inmejorable forma al momento del popurrí que unió «Azulejo», con «Qué tal?» y «La rubia tarada».
Pero la aplanadora también mostró que puede emocionar, al menos eso sucedió cuando Mollo quedó solo con una guitarra para «Spaghetti del rock», coreada de manera unánime por el público, hasta hacer lagrimear a su intérprete.
En cambio, la crítica social surgió con la actualizada «Huelga de amores» («Ni la biblia nos dejan ahora», deslizó Mollo en medio de la chacarera) y «El arriero». No faltaron, por supuesto, otros clásicos como «El 38» y «Ala delta».
Mientras esto sucedía, en el otro extremo del predio, en el escenario Norte, Dillom también se consagraba como «la aplanadora» de los nuevos ritmos urbanos, con un set contundente que, además de composiciones propias, incluyó «Sr. Cobranza», el tema de Las Manos de Filippi popularizado por Bersuit.
Las intenciones de reflotar esta canción que apuntaba con dureza contra el gobierno de Carlos Menem para dejar sentada la postura de Dillom contra la actual administración nacional quedó más que clara cuando la emprendió contra el ministro de Economía, Luis Caputo, de quien dijo que «en la plaza lo tienen que matar».
Cuando aún no habían concluido su show Divididos ni Dillom, en el escenario Montaña, Lali sacaba a relucir su flamante estirpe de «reina del pop», con un show digno de estadios, con sus gráficas y luces rimbombantes, un cuerpo de baile y bombas de humo.
«¿Ya está tocando Babasónicos? Entonces, ¿qué están haciendo acá?», bromeó Lali cuando minutos más tarde se renovaba el set en el escenario Norte; ocasión en la que aprovechó para afirmar que era fan del grupo que tiene como cara visible a Adrián Dárgelos y que coronó con una versión de «Carismático».
Mientras tanto, Babasónicos subió a escena su glamour y sensualidad en un set abreviado de su actuación de diciembre pasado en el Campo de Polo.
Si Divididos le dio la razón al público que cantaba que era «la aplanadora del rock», Skay y Los Fakires hizo lo propio con quienes entonaban que era «el corazón de Patricio Rey», y no sólo por haber echado mano a temas ricoteros como «Todo un palo», «Criminal mambo», «Ji ji ji» y «La parabellum del buen psicópata»; sino porque esa condición también afloró en canciones de su etapa solista, como en «Oda a la sin nombre» o «Aves migratorias», por citar apenas algunas.
Para entonces, la tarde ya había dejado sus gemas con la fiesta propia armada por Los Pericos, el ensoñador set de Nafta, el pop kitsch de Miranda!, el elegante pop cancionero de Bandalos Chinos, el funk de Dante Spinetta y el rock setentoso de Airbag.