En medio de la ola polar que azota a gran parte del país, se confirmó el fallecimiento de Marcelo Alejandro Ceccarini, un reconocido abogado penalista de 56 años que había sido hallado esta semana en situación de calle en la ciudad de Corrientes.
Ceccarini fue internado de urgencia en el Hospital de Campaña de la capital provincial, donde ingresó con un cuadro severo de neumonía, deshidratación y bajo peso. A pesar del esfuerzo del personal médico, su estado era muy delicado y lamentablemente falleció este viernes.
El caso generó una profunda conmoción social. Ceccarini era oriundo de la provincia de Misiones, y había ejercido durante años como abogado penalista. Según allegados y colegas, su situación no habría sido consecuencia de una decisión voluntaria, sino el resultado de un proceso de desgaste personal y profesional, marcado por presiones externas e intereses que habrían interferido en su labor como defensor legal.
Lo que terminó con su presencia en la vía pública bajo temperaturas extremas, fue el desenlace de un largo proceso de vulnerabilidad emocional, física y económica. Su historia, ahora tristemente cerrada, visibiliza la fragilidad del sistema de contención y asistencia, incluso para profesionales con trayectoria.
Desde distintos sectores de la sociedad civil y del ámbito jurídico se alzaron voces que exigen una reflexión profunda: ¿Cómo llega un abogado a morir solo, enfermo y en la calle?
Ceccarini no fue solamente un nombre en una lista de personas en situación de calle. Fue un hombre con formación, con historia, con luchas. Su muerte pone en evidencia una deuda social pendiente y la urgencia de políticas públicas que atiendan la salud mental, la precarización profesional y el acompañamiento efectivo a quienes caen en la marginalidad por fuera de su voluntad.