En la noche del miércoles se conoció una noticia que enlutó a la familia futbolera: el fallecimiento de Miguel Ángel Ortola, un hombre de extensa trayectoria como jugador profesional y formador que dejó una huella imborrable tanto en la cancha como fuera de ella.
Ortola había nacido el 16 de marzo de 1968 en Tres Isletas, Chaco, y se destacó como delantero por su poderosa zurda, capaz de marcar goles memorables en Chaco For Ever y en todos los equipos donde jugó. Su carrera profesional incluyó 166 partidos y 16 goles en cuatro categorías del fútbol argentino (Primera, Segunda, Tercera y Cuarta División), además de 19 encuentros y 6 tantos en el extranjero.
Su irrupción en el fútbol grande se dio casi de casualidad: en 1988 se probó en la primera local de For Ever y una sola práctica bastó para que el recordado Rodolfo Motta lo incorporara al plantel profesional. Al año siguiente integró el equipo que ascendió a Primera División, donde convirtió goles que los hinchas aún recuerdan, como el del desempate en La Bombonera o el que le anotó a Olimpia de Paraguay, entonces campeón de América.

En Eldorado encontró un nuevo capítulo en su vida futbolística. Con el Deportivo Vicov conquistó múltiples títulos y forjó un lazo que trascendió lo deportivo. Más tarde, en el Nacional de Piray, también logró salir campeón, demostrando su capacidad como entrenador y su don para formar grupos.
Pero más allá de sus logros como jugador y DT, Miguel Ángel Ortola será recordado por su calidad humana. Sus dirigidos, colegas y quienes compartieron su camino coinciden en destacar su humildad, su compromiso y la pasión con la que vivió cada desafío.
La noticia de su partida causó profundo pesar en Eldorado y en la región, donde su legado seguirá vivo en cada recuerdo, cada anécdota y cada equipo que lo tuvo como referente.
