El arco político y la población se encolumnan detrás del gobierno ante el creciente temor que infunden los grupos criminales en el país. Los casos de Honduras y México.
La guerra contra el narcotráfico declarada por el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, desató la alarma por una “bukelización” del país con la adopción de los cuestionados pero exitosos métodos de Nayib Bukele en El Salvador contra las temibles pandillas centroamericanas.
Las escenas que mostraron a jóvenes ecuatorianos demorados en retenes militares son una pequeña muestra. Los soldados no intentaban solo documentar sus identidades. Buscaban tatuajes, señales de pertenencia a bandas criminales. Solo en el primer día de vigencia del decreto de declaratoria de conflicto armado interno fueron detenidos 329 “terroristas”, según la versión oficial.
“¿Ecuador puede ser un nuevo El Salvador de Bukele? Hay razones para pensar que sí, pero todavía no se ve con claridad ese otro lado autoritario, mesiánico, de hiperliderazgo e hiperpresidencialismo del presidente salvadoreño”, dijo a TN el analista político Franklin Ramírez, investigador del Departamento de Estudios Políticos de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO-Ecuador).
La guerra frontal contra el crimen organizado recién empieza. Más de 24.000 soldados salieron a las calles de todo el país para realizar controles y patrullajes por aire, mar y tierra. El miedo está latente en cada esquina. La iniciativa cuenta hoy con el respaldo de todo el arco político, aunque con matices. La adhesión popular es cada vez mayor ante la política de terror implementada por las bandas armadas. El escenario es muy similar al que vivía El Salvador antes de la asunción de Bukele.