«Eduarda quizás sabía cosas que podrían incriminar a Fernando»: La sospecha de los amigos de la asesinada en Bariloche

El fiscal Gerardo Miranda imputó a Fernando Alves Almeida (26) el delito de «homicidio agravado por femicidio con alevosía y uso de armas» durante la audiencia de formulación de cargos realizada en la mañana de este viernes. El esposo de Fernando murió hace un tiempo en circunstancias poco claras.

«Me gustaría recibir apoyo psicológico y me declaro culpable del femicidio de Eduarda Santos. Soy el único responsable», dijo Fernando Alves Almeida.

Y agregó: «No lo planeé, pero sí tenía la opción, teniendo en cuenta que mi vida sí corría peligro. Perdón, pero mi vida estuvo primero. Me gustaría solicitar que mis hijos no vayan a Río de Janeiro. En Río tenemos narcos y todo ese tipo de cosas. Soy el culpable y responsable”.

El juez de garantía Sergio Pichetto decretó cuatro meses de duración para la investigación, tiempo durante el cual Almeida permanecerá con prisión preventiva.

La trama del asesinato de Eduarda Santos, la mujer brasileña de 27 años asesinada de 9 balazos en Bariloche, suma detalles hora tras hora en el marco de una trama que los investigadores intentan aclarar.

Ahora  pudieron confirmar que la mujer tenía otros tres hijos en Brasil y por eso pensaba regresar tras dos meses en Bariloche. Además, ella subrogó el vientre para dar luz a los mellizos que Fernando Alves Almeida, el principal sospechoso de haberla matado, anotó con su apellido para criarlos junto a su pareja, con la que había sellado un matrimonio igualitario.

El marido de Alves Almeida murió en circunstancias poco claras: se habló de un suicidio pero eso nunca pudo ser comprobado fehacientemente.

​De acuerdo a las pericias se supo que Eduarda y Fernando Alves mantuvieron una discusión en la casa que compartían en la calle Beethoven al 200 en la ciudad de Bariloche. Ambos decidieron dirigirse al denominado “Circuito Chico”, un lugar frecuentado por turistas, cercano a Lago Escondido.

​La discusión continuó hasta que bajaron del automóvil Chevrolet, propiedad de Alves. Hubo algunos golpes hasta que el hombre sacó un revólver calibre 357. Según pudieron determinar los investigadores, la mujer primero intentó cubrirse con los brazos y después atinó a correr. Fue cuando Almeida comenzó a dispararle. Los primeros 6 balazos dieron en la espalda de la mujer.

​Pero, además, otros 3 proyectiles ingresaron por el vientre y el pecho de la mujer y uno en el rostro, a la altura de la nariz, provocando una extensa serie de fracturas óseas y también lesiones orgánicas que derivaron en su muerte.

​Es decir, que tras los primeros disparos por la espalda, se acercó para rematarla. Así lo dice la autopsia.

​Para los fiscales, el hecho fue cometido por Alves Ferreira, que ejercía violencia contra la mujer con quien convivía. Lo hizo psicológica y económicamente durante años.

«​Profundizando así la situación de vulnerabilidad en la que estaba la víctima, por tratarse de una mujer extranjera, sin familiares ni personas de confianza, sin trabajo y con un bebé de un mes de vida, que dependía para su subsistencia y la de su hijo de residir en el domicilio del imputado», según el informe preparado para la acusación.

La mujer estuvo en su país natal hasta hace poco tiempo y cuando viajó a Bariloche ya lo hizo con su última hija, que hoy tiene unos 3 meses. Amigos y allegados a Eduarda dijeron que “la mujer y Almeida eran amigos, convivían juntos. Ella le subrogó el vientre para que pueda tener hijos junto a su pareja».

​De esa subrogación nacieron mellizos que están inscriptos ante el Registro Civil con los datos del sospechoso. Dicha situación podría haber desencadenado el femicidio, siendo esa una de las hipótesis de que los investigadores van a trabajar. «Eduarda quizás sabía cosas que podrían incriminar a Fernando, lo cual motivó el brutal y trágico ataque a balazos. Sobre todo relacionado con la muerte de su pareja», es una de las hipótesis que manejan los investigadores. “Es una muerte misteriosa”, agregan.​

​Ella había decidido regresar a Brasil, lo que le preocupaba a Almeida. Las autoridades aún no pueden dar con familiares de la chica, quien se encontró en un estado de vulnerabilidad y convivía con su asesino “porque no tenía donde ir”. Un pasado con el ejercicio de la prostitución en su país y la venta de droga al menudeo completan un triste panorama sobre la vida de Eduarda, que terminó de la peor manera.