Un relevamiento de la Dirección Nacional de Vialidad, que data del año 2015, indica que 9 de cada 10 accidentes viales durante los fines de semana se debieron al consumo excesivo de bebidas alcohólicas por parte de los conductores.
En su análisis para Movida Sana, el médico especialista en Terapia Intensiva y coordinador Médico Terapia Intensiva del Sanatorio Otamendi y Mirolli, Alejandro Risso Vázquez, aseveró que el alcohol sigue siendo uno de los factores de riesgo que mayor presencia tiene en los accidentes de tránsito.
Y, en cuanto a las estadísticas nacionales, señaló que del informe del DVN se desprende que los jóvenes mueren más por accidentes ocurridos en las rutas y calles que por enfermedades. En tanto, tras los siniestros viales se comprobó que el 89% de los conductores habían tomado más de lo permitido antes de manejar. De ese total, el 46% excedió considerablemente el límite permitido por ley.
Según la Organización Panamericana de la Salud, un conductor que bebe antes de conducir tiene 17 veces más riesgo de tener un accidente fatal. Esto se debe a que cuando se consume alcohol las facultades resultan afectadas, sobre todo en una franja etaria de menores de 35 años, donde se encuentra el 54% de los muertos por incidentes viales y que son los que presentan alta incidencia de consumo de alcohol.
Risso Vázquez menciona además María Cristina Isoba, directora de investigaciones de la Organización «Luchemos por la Vida», quien señala que «en más de la mitad de los siniestros viales con muertos o heridos registrados en Argentina está presente el alcohol en las víctimas o en conductores que provocan muertes».
Los datos recabados por Luchemos por la Vida revelan que en 2017 fallecieron 8.000 personas en hechos viales, con un promedio de un muerto cada 65 minutos. La estadística afirma, también, que en el 47% de los hechos las víctimas mortales viajaban en autos, el 11% en camionetas, el 7% en micros y combis, el 26% en motocicletas y 9% en otros. Del total de muertos, el 27% tenía entre 13 y 25 años.
En tanto que in informe del Sedronar indica que, en 2013, el 22.5% de los pacientes atendidos en servicios de emergencias e urgencias habían bebido, y que ese porcentaje era el más alto desde el último relevamiento que fue en el 2003.
Para esa encuesta, el Sedronar eligió un hospital público de cada capital provincial y se analizaron las causas que derivaron en 12.898 casos de atención en las guardias de emergencias. En cuanto a los resultados, se informó que los pacientes que llegaron tras un accidente de tránsito fueron 1777; la presencia de pacientes aumentó durante el fin de semana. Se consultó tanto al paciente como al médico para determinar si el alcohol había tenido relación con la derivación al hospital. Ese crecimiento se registra en todas las franjas de edad, y se toma en cuenta en especial que el 33% de los pacientes que ingresaron en las salas de emergencia por accidentes en los que el alcohol estuvo presente tienen entre 16 y 25 años.
La publicación de Movida Sana además indica que sólo en la Capital Federal, durante los primeros 11 meses de 2015 se realizó un 34% menos de tests de alcoholemia que en el mismo período del año anterior: pasaron de 231.534 a 152.084. En el mismo lapso, los casos positivos detectados crecieron un 38%: subieron de 1998 a 2765.
LAS CONSECUNCIAS DE LA INGESTA DE ALCOHOL
La ingesta de alcohol antes la conducción puede producir alteraciones sobre la visión, la función psicomotora, el comportamiento y la conducta y la capacidad de manejo del conductor. Se produce disminución del campo visual y, por efecto del alcohol, se puede llegar a la visión túnel, dificultando enormemente una correcta visibilidad.
En lo referido a la función psicomotora, se prolonga el tiempo de reacción del conductor, normalmente es de 0,75 segundos (gráficamente sacar el pie del acelerador y ponerlo en el freno), pudiendo ser de 2 o más segundos y, como consecuencia de ello, la distancia de detención de un vehículo a una velocidad de 100 Km/h se prolonga entre 20 y 30 metros, una distancia que puede separar la vida de la muerte. Finalmente, y de acuerdo a la cantidad ingerida, el alcohol puede provocar alteraciones del comportamiento y de la conducta.
De los efectos del alcohol, el cuadro más grave es el coma alcohólico, que es un cuadro grave que, además de la pérdida de conciencia, tiene efectos sobre el sistema cardiovascular y el respiratorio y requiere atención de urgencia. Esto puede producir además daño neurológico irreparable.