El Bosque Chaqueño, una región donde ver el rol de las poblaciones indígenas en la biodiversidad

El rol clave de los pueblos indígenas en la conservación de la biodiversidad, uno de los temas centrales de la COP15 que finalizó hoy en Montreal, puede observarse con claridad en el Bosque Chaqueño -una región argentina que posee una de las tasas de deforestación más altas del mundo-, y las políticas ambientales no pueden dejar de lado la situación de las comunidades, aseguran especialistas que participaron de la cumbre.

El 80 por ciento de la biodiversidad del mundo se encuentra en territorios de pueblos indígenas, como los que habitan en el Bosque Chaqueño, la segunda ecorregión de América después del Amazonas y una de las que presenta la mayores tasas de deforestación a nivel mundial. Para poder preservar esos ambientes y sus valiosos servicios ecosistémicos, diversos sectores resaltan la necesidad de adoptar estrategias de conservación incorporen la perspectiva de Derechos Humanos.

Esta es una de las premisas con las que se trabajó en la 15ª reunión de la Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) de las Naciones Unidas, conocida como COP15, un encuentro que comenzó el 7 diciembre en Montreal y que finaliza hoy.

Los resultados de las negociaciones entre representantes de 196 estados serán plasmados en un documento final que sentará las bases de las estrategias que se implementarán hasta 2030 para intentar frenar la alarmante pérdida de biodiversidad que se registra a nivel global.

«La forma en que los pueblos indígenas y las comunidades locales vienen conservando y haciendo un uso responsable de los ambientes que habitan contribuyen de manera positiva al sostenimiento de la biodiversidad, al cuidado de las especies y al mantenimiento de la integridad ecológica de los ecosistemas. Las acciones de conservación que se definan en este marco deberán respetar plenamente los derechos humanos de esas personas», dijo a Télam desde Canadá Ana Di Pangracio, directora de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), una de las ONGs que participan como observadora de la COP15.

El respeto hacia estos pueblos -explica la experta en derecho y política ambiental- implica su participación activa en los procesos de toma de decisiones relativos a las áreas a conservar, incluyendo su consentimiento libre, previo e informado.

Las metas que se definan en la COP15 servirán como marco para comunidades alrededor del mundo y deberán tener sus correspondientes acciones de implementación regional y local, adaptadas a las realidades de las distintas regiones.

En el caso del Bosque Chaqueño, la necesidad de acciones de conservación que tengan en cuenta a estos grupos es urgente por dos motivos: es la ecorregión con mayores tasas de deforestación a nivel mundial y en ella habitan algunas de las comunidades indígenas más grandes de Argentina, con grupos étnicos Qom, Wichí y Moqoit.

En las últimas décadas, el paisaje del Bosque Chaqueño ha experimentado grandes cambios. «Empecé a trabajar en la región hace 20 años. A principios de los 2000, el Impenetrable era una zona boscosa continua, con una gran disponibilidad de hábitat para las especies, mucho mayor que la que hay hoy. Ahora es muy notorio cómo avanzó la frontera agrícola y ganadera. Los desmontes son cada vez más grandes y la salida de madera es permanente», cuenta a Télam Verónica Quiroga, una bióloga e investigadora del Conicet que estudia el proceso de defaunación en el Bosque Chaqueño.

Los resultados de los estudios que lideró la científica, junto con grupos de distintas universidades argentinas y organismos de otros países en los que se extiende esta ecorregión, resaltan la importancia de que los planes de conservación que se diseñen para proteger al Bosque Chaqueño contemplen a sus pobladores.

«No se puede hacer conservación sin la gente. El concepto de generar áreas protegidas prístinas, donde no viva nadie adentro, no va más. Siguen siendo importantes como áreas núcleo, pero por sí solas es imposible que ayuden a conservar la diversidad de una región tan particular como el Bosque Chaqueño. Necesitamos trabajar con el concepto de corredores de conservación de biodiversidad, donde tanto las comunidades criollas e indígenas son clave porque son los dueños de esas tierras y los que deciden cómo y cuánto se usa», señala.

En la serie de conferencias del Segmento de Alto Nivel de la COP15 que se realizó el jueves 15, el presidente del Foro Permanente de Naciones Unidas para Cuestiones Indígenas, Darío Mejía se refirió a cuáles son las expectativas del sector que representa para estas negociaciones.

«Los pueblos indígenas viven el territorio de manera integral. Las leyes de la madre tierra se reflejan en las normas de relacionamiento entre todos los seres de la naturaleza. La separación entre cultura y naturaleza no es aplicable. Esta forma de vida y sistemas de conocimiento integrales han permitido que los pueblos indígenas, siendo apenas el 6.2 por ciento de la población global, protejan al menos el 80 por ciento de la biodiversidad restante en el planeta. Esta es una enorme contribución y es una tarea realizada que debe ser reconocida», dijo.

Algunas de las recomendaciones del Foro son que los territorios indígenas sean reconocidos como una categoría separada de las áreas protegidas y otras medidas destinadas específicamente a las mujeres indígenas, quienes son consideradas como «guardianas del conocimiento y protección de la biodiversidad».

En ese sentido, Verónica Quiroga destaca la importancia de valorar y recuperar los conocimientos de las comunidades. «Es clave para que podamos hacer investigaciones de calidad en la zona. Lo que aprendemos en la academia respecto a las ciencias para la conservación es muy valioso, pero es solo un punto de partida que necesita ser combinado con los saberes locales para poder obtener resultados reales y evitar pérdidas de tiempo», asegura.

A su vez, la bióloga advierte sobre la importancia de garantizar la calidad de vida de las comunidades locales para evitar su desplazamiento. «Si los habitantes del Bosque Chaqueño no logran acceder las condiciones para tener producciones sustentables que les permitan mejorar sus economías, se va seguir profundizando lo que vimos en estas últimas décadas: los pobladores venden sus tierras a grandes productores que desmontan los campos para destinarlos a cría de ganado o a plantaciones de soja», señala.

Para poder trabajar en planes que mejoren las condiciones de vida de las comunidades locales y los pueblos indígenas será fundamental que las negociaciones de la COP ayuden a garantizar los financiamientos necesarios.

«Los países en vías de desarrollo están haciendo escuchar su voz y reclaman que los países desarrollados hagan llegar recursos dinerarios para que se puedan hacer realidad los compromisos que se asuman aquí. Todos los países tienen que comprometer más partidas presupuestarias y tienen que estar a la altura del desafío», considera Ana Di Pangracio desde Canadá.

*Esta nota es una producción de Télam-Confiar, una plataforma con información especializada en ciencia, salud, ambiente y tecnología (www.telam.com.ar/confiar). Esta nota realizada fue realizada en el proyecto COP15 a la Lente.