El desafío de la vacunación contra COVID-19 en primera persona

Hace un año iniciaba en nuestra provincia la campaña más importante de la historia que permitió disminuir desde la primera etapa, las hospitalizaciones por casos graves, la mortalidad y la tensión del sistema de salud.

Las primeras dosis de Sputnik V contra la COVID-19 llegaron a la provincia del Chaco el 28 de diciembre de 2020. Luego de mucha planificación, reuniones, compras de insumos, organización de logística y capacitación del personal que llevaría adelante la campaña, la vacunación iniciaba con la aplicación de primeras dosis al día siguiente. Es decir, un 29 de diciembre como hoy pero del año pasado.

Fueron muchas las personas involucradas en este proceso histórico. Pero sin dudas, para quienes representó un enorme desafío en lo laboral y en lo profesional, fue para el personal de enfermería, que a pesar de haber trabajado mucho tiempo en la aplicación de vacunas, se encontraba frente a un desafío aún mayor: el de estudiar, capacitarse y aprender a suministrar las dosis que llegaron desde diferentes partes del mundo, con sus características y cuidados particulares.

Nancy Pastuch es enfermera universitaria y fue la coordinadora de tres postas de vacunación en Gran Resistencia. En una primera instancia planificó y comandó la posta de vacunación que funciona en el Centro Cultural La Flota en Barranqueras, luego fue la encargada de la sede UNNE y más adelante, la del Parque de la Democracia. “Para mí fue un honor trabajar en esta campaña única e histórica. La primera posta de vacunación que armé fue la de La Flota en Barranqueras, para lo cual tuvimos que capacitar el equipo que consistió en registradores (que fue personal del municipio) y también a los asistentes (para acompañar a los adultos mayores, también del municipio)”, explica Nancy.

Las estrategias de cobertura implicaron redoblar los esfuerzos y pensar alternativas para lograr que la mayor cantidad de personas adultas mayores (después del personal de salud y de las fuerzas de seguridad) accedan a la vacuna. “Desde el día uno trabajamos con la vacunación domiciliaria y con la total confianza de la doctora Paola Benítez, pudimos acercarnos a las personas que no podían movilizarse”, recuerda.

Con el objetivo propuesto en acercar las vacunas disponibles a más personas, fue que se crearon las “postas móviles”, que incluían no sólo la vacunación en los ámbitos sanitarios a los que estábamos acostumbrados, sino también en otros espacios públicos y al aire libre. “Comenzamos con las postas móviles en las plazas, en clubes, en espacios común de esparcimiento. Los vacunadores de Barranqueras formaron un excelente equipo, fortalecido y lo siguen siendo hasta hoy. Quiero destacar especialmente el acompañamiento que tuvimos de la doctora Benítez, ya que ella nunca nos dejó solos y trabajó con nosotros a la par. Esta es una campaña de vacunación histórica, algo que nunca más vamos a vivir”, reflexiona Pastuch.

En relación al rol que desempeña el personal de enfermería, Nancy reconoce que “la enfermería es muy amplia, abarca muchas áreas y es un constante aprendizaje. Dios nos puso en el momento justo para trabajar y sacar adelante esta campaña, con objetivos, metas y propuestas cumplidas. Las estadísticas hablan solas de este trabajo”.

“Me sentí una persona muy querida y valorada por la gente”

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Otra de las postas de vacunación protagonista, fue la del Centro de Convenciones Gala, un lugar que en principio, fue dispuesto como centro de aislamiento para personas con COVID positivo. Sara Palacios es enfermera profesional y, hasta el inicio de la campaña, se desempeñaba en el Centro de Salud “Santa Rita”, perteneciente a la Región VIII.

“Comencé a transitar esta campaña en el vacunatorio del Centro de Convenciones Gala”, recuerda. “El mismo comenzó a funcionar el 15 de marzo, en el horario de 7 de la mañana hasta las 16 horas, pero por la gran demanda de gente, comenzamos a trabajar las 24 horas de lunes a lunes”.  Como responsable y coordinadora de la posta, asume que “los primeros días fueron duros porque no conocía a nadie. Tuve 14 personas a mi cargo de distintos centros de salud, de las cuales cuatro eran registradores y diez vacunadores de distintos centros de salud de toda la ciudad”.

Sara lleva muchos años en el ejercicio de la profesión, sin embargo reconoce que la satisfacción que vivió y protagonizó este último año, es única en su carrera. “Nunca voy a olvidarme de la felicidad de la gente recibiendo su vacuna. Nos llevaban presentes de todo tipo como comida y regalos, todo era compartido con el equipo. Los elogios de la gente, los recuerdo, todos muy agradecidos”, comenta Sara.  Para finalizar dice: “Me encantó estar ahí. Como enfermera me sentí una persona muy querida y valorada por la gente por todo el trabajo que estábamos haciendo”.