Jimena Aduriz recordó a su hija al cumplirse un nuevo aniversario de su asesinato. “No te voy a ver crecer», escribió en sus redes sociales.
Este 10 de junio se cumplen once años del femicidio de Ángeles Rawson, la adolescente de 16 años que fue asesinada en 2013 por Jorge Mangeri, portero del edificio en el que vivía, en Palermo. El femicida fue condenado a prisión perpetua. Hoy, en un nuevo aniversario del caso que conmocionó a Argentina, Jimena Aduriz, madre de la víctima, la recordó con un desgarrador mensaje en el que expresó todo su dolor.
«11 años… Duele el número, carajo. Y duele más, porque cada aniversario confirma que no te voy a ver crecer; ese imperturbable ‘y si’ que acompaña cada uno de los escenarios en los que te imagino, sabiendo que no va a pasar», publicó Aduriz en su perfil de Facebook junto a dos fotos.
En una de las imágenes se la ve a Aduriz junto con su hija en su fiesta de 15 y en la otra arrodillada sobre la tumba de la adolescente en el cementerio Jardín de Paz.
«Sé que te voy a volver a ver, lo sé. Tengo que seguir honrando tu legado tan grande en este tiempo de espera, aunque me quede enorme la tarea de hacerlo. Pero soy y seré siempre tu mamá acá y allá. Te amo, te extraño tanto mi amor, le pido a Dios que me ayude a sobrellevar este dolor. Hasta que te vea otra vez, Mumi de mami», concluyó el mensaje.
Jorge Mangeri, condenado por el femicidio de Ángeles Rawson
Por el femicidio fue condenado a prisión perpetua Jorge Mangeri, encargado del edificio de Ravignani 2360 del barrio porteño de Palermo, donde vivían Ángeles y su familia.
Durante el juicio que se llevó a cabo en 2015 se estableció que Mangeri llevó a Ángeles a algún lugar del edificio – la fiscalía sostuvo que fueron al sótano; la querella alegó que subieron al octavo piso – donde intentó abusar sexualmente de la menor y finalmente la estranguló y la asfixió. El ataque, según la Justicia, duró menos de diez minutos. La víctima se defendió hasta último momento.
Con el fin de esconder el cuerpo, Mangeri ató con distintas sogas las muñecas, tobillos y el cuello de la adolescente, colocó los restos en una bolsa de nylon negra y lo arrojó a un contenedor de basura.
Las pericias determinaron la existencia de ADN de Mangeri debajo de las uñas de la víctima en los dedos índice, anular y mayor de la mano derecha. Esto se relacionó con las más de 20 lesiones que el femicida tenía en su cuerpo y que había adjudicado a una tortura por parte de policías que, según él, le habían exigido confesara el crimen, lo cual resultó ser falso.
Además, los médicos forenses constataron que la causa de muerte fue asfixia y el acusado le fracturó cinco costillas, la clavícula derecha y una vértebra.