El defensor ya estuvo apuntado por su expulsión en la caída ante Platense.
Marcos Rojo quedó otra vez en el ojo de la tormenta entre los hinchas de Boca tras la difusión de imágenes del defensor jugando un picado en un torneo intercountry y en una fiesta que generaron controversia durante el fin de semana.
El capitán del equipo, quien ya venía siendo criticado por su expulsión en la derrota frente a Platense, ahora enfrenta más reclamos por su conducta fuera de la cancha.
La relación entre Rojo y los hinchas de Boca estuvo tensa tensa en las últimas semanas, agravada por su tarjeta roja en el primer tiempo de la derrota ante Platense en la cuarta fecha de la Liga Profesional. Este incidente fue un punto álgido en el deterioro de la percepción pública hacia el defensor. Las recientes fotografías que se viralizaron reavivaron las críticas hacia el jugador de 34 años.
El sábado, Rojo se entrenó en Ezeiza bajo las órdenes de Diego Martínez, pero en la tarde apareció una imagen suya junto al usuario de Instagram @juanpvzz, tras un partido de fútbol amateur en un intercountry. La publicación, que decía «Jugar de doble 5 con este muchacho no tiene precio», dejó en duda si era actual o una foto antigua resurgida.
El principal cuestionamiento hacia Rojo radica en el desgaste físico que enfrenta, especialmente considerando sus recurrentes lesiones musculares. Sin embargo, la polémica no terminó ahí. Esa misma noche, otra foto circuló en las redes, mostrando al ex-Estudiantes en el boliche Bye Henry en La Plata, posando con una fan.
Ante estas imágenes, la dirigencia de Boca no ha tomado ninguna medida oficial contra Rojo, dado que no se confirmó si las fotos son actuales o simplemente resurgieron en redes. A pesar de ello, el malestar entre algunos seguidores es evidente con comentarios en las redes sociales como «Mirá el sábado que metió Rojo, mamita…» y “Ciclo cumplido”.
Rojo y su profesionalismo
Hace unos días, el defensor se había defendido de las críticas por su falta de profesionalismo por las repetidas expulsiones: «Acepto las críticas y sé cómo es el juego. Siempre jugué así, soy muy impulsivo. No soy un mala leche. Jamás jugué para lastimar a nadie. Jamás lo hice y jamás voy a jugar para hacerme expulsar».
«Es un ataque, sin ponerme en víctima. El fútbol argentino es duro. Voy a aceptar este momento, a meterle, tratar de seguir mejorando y de seguir ayudando a Boca y a todos mis compañeros, que es lo que siempre hago», agregó.
A su vez, Rojo reprochó que lo señalaran por salir con su familia a un cumpleaños: «No estoy de joda. Da bronca que digan eso. La mayoría no me conoce. Si no fuera profesional, no hubiera hecho la carrera que hice ni jugado en los clubes que jugué, ni tanto tiempo en este nivel».