El FMI consideró que la situación económica y social de la Argentina es frágil debido a la incertidumbre electoral y la vulnerabilidad a los shocks externos. Por otra parte, resaltó que el país tiene oportunidades el sector minero y que se beneficiará de las mayores lluvias que traerá “El niño”.
Como parte de la reunión anual del FMI, el organismo publicó su informe de perspectivas sobre América Latina y el Caribe. El director del departamento para el Hemisferio Occidental, Rodrigo Valdés, brindó una conferencia de prensa. Lo acompañaron el subdirector del área, Nigel Chalk, y Luis Cubeddu, director adjunto de ese departamento y jefe de la misión argentina.
Valdes afirmó que el FMI mantuvo charlas con los equipos económicos de los candidatos y anticipó que seguirán reuniéndose en las próximas semanas. Sin embargo, aclaró que en este momento están “escuchando, pero no discutiendo nada” con esos equipos.

“Argentina enfrenta desafíos muy importantes hoy, incluyendo alta y creciente inflación y baja cobertura de reservas en el contexto de una situación social delicada. Abordar estos desafíos y salvaguardar la estabilidad requiere un plan fuerte y creíble e idealmente, respaldado políticamente por una amplia mayoría. Este plan tiene que estar anclado en un decisivo fortalecimiento de las finanzas públicas, al mismo tiempo que proteja a los más vulnerables”, sostuvo Valdes.
El reporte resaltó que la inflación está bajando en la región, con excepción Argentina y Venezuela. En línea con las proyecciones difundidas a comienzos de la semana, el FMI anticipó que “la inflación promediará 122% en 2023, aunque esto dependerá de la evolución del traspaso del tipo de cambio y del grado de endurecimiento de las políticas”.
Además, proyectó una contracción del PBI argentino de 2,5% para este año, “debido a la grave sequía”. Y alertó que los riesgos bajistas siguen dominando las perspectivas, “lo que refleja la frágil situación económica y social, las incertidumbres relacionadas con las elecciones y la vulnerabilidad a las crisis externas”.
Por eso, el organismo consideró que será fundamental hacer “una fuerte implementación y apropiación del programa” con el objetivo de “salvaguardar la estabilidad y abordar los desequilibrios macroeconómicos persistentes”.