En Casa Rosada se esperanzan con la posibilidad de concretar su rescate antes de fin de año.
La salida de los asilados de la Embajada de Caracaras abre un hilo de esperanza para el gobierno de Javier Milei que apuesta a intensificar las negociaciones con países aliados para concretar la liberación del gendarme Nahuel Gallo, secuestrado por la administración de Nicolás Maduro, antes de fin de año.
Nahuel Gallo, el gendarme argentino de 33 años que quedó detenido en Venezuela cuando buscaba ingresar a ese país desde Colombia, lleva varios meses en esa condición y son pocos los datos que se tienen sobre su paradero y estado de salud.
A pocos días de conocerse la noticia, el régimen de Maduro había difundido unos videos y fotos de Gallo caminando en el patio de lo que parece ser una cárcel, vistiendo un uniforme celeste.
En algunas de las imágenes se lo ve solo y en otras junto a otros dos hombres vestidos con el mismo atuendo. Pero el gobierno argentino sigue sin saber en qué lugar se encuentra detenido ni su estado de salud, ya que Venezuela no dio información de cuándo se tomaron las imágenes del gendarme, es decir, si son de los primeros días de su captura o más recientes.
Milei calificó el hecho de «secuestro» y denunció una «flagrante violación de los derechos humanos», mientras que Maduro sostuvo que Gallo había ingresado a la nación caribeña para atentar contra su vicepresidente, Delcy Rodríguez.
EL SECUESTRO DE GALLO
El gobierno argentino y la familia del uniformado señalaron que el gendarme intentó ingresar a Venezuela por el puesto fronterizo del Puente Internacional Francisco de Paula Santander, en Táchira, para visitar a su compañera y al hijo de ambos, que cumple dos años este mes.
Gallo realizó los trámites migratorios regulares y luego fue apartado para una «entrevista» por funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM); su última comunicación fue una llamada a su esposa desde el teléfono de un taxista, informando que lo llevaban a una segunda «entrevista».
Desde entonces, se desconoce su paradero exacto, aunque autoridades venezolanas como el ministro del Interior, Diosdado Cabello, y el fiscal general, Tarek William Saab, confirmaron públicamente su detención, alegando una supuesta vinculación con «planes subversivos».
Según varios analistas internacionales y defensores de derechos humanos, estas detenciones por parte del chavismo tienen como objetivo constituirse en moneda de cambio en negociaciones políticas o económicas, especialmente con países con los que mantienen tensas relaciones, como Argentina o los Estados Unidos.
Por otra parte, Tarek William Saab insiste en que «las extracciones telefónicas realizadas al gendarme argentino han revelado su participación en acciones conspirativas contra la paz republicana» y que por eso está «procesado».
Buenos Aires y Caracas ya venían enfrentados por el asilo otorgado por Argentina en marzo a seis dirigentes de la oposición venezolana, cinco de los cuales se encuentran todavía alojados en la residencia del embajador en ese país en condiciones de asedio, ya que permanecen sin servicio eléctrico, agua ni Internet.
La embajada argentina en Caracas quedó bajo custodia brasileña luego de la ruptura de relaciones que siguió a las elecciones presidenciales, que para Milei fueron un fraude, razón por la cual el gobierno argentino considera a González Urrutia legítimo ganador.