El menor de 3 años que estaba grave por inhalar monóxido de carbono fue dado de alta luego de dos meses

En agosto de este año, el televisor de un hogar explotó y llenó la casa de un gas tóxico que provocó la descompensación de cuatro nenes que dormían junto a su madre. Dos de ellos fueron internados en Sáenz Peña y otros dos, en grave estado, trasladados al Hospital Pediátrico de Resistencia.

Los más grandes, de 9 y 7 años, permanecieron internados por dos semanas debido a una serie de complicaciones respiratorias, pero recibieron el alta. A ellos, le siguió el otro pequeño de 4 años momentos después.

Sin embargo, el más chico, de 3 años, obtuvo un desalentador diagnóstico por parte de los médicos en turno, quienes afirmaron que podría morir en cualquier momento «o quedar con secuelas graves».

Este lunes, tras casi dos meses de internación, el niño finalmente recibió el alta. Su historia fue difundida por la Iglesia de Jesucristo de Sáenz Peña.

«Queremos compartir con vos un tremendo testimonio de milagro de sanación en la vida de Jonás, un niño de tres años que estuvo casi dos meses internado en estado grave tras sufrir envenenamiento por inhalación de monóxido de carbono», señala el posteo.

Según afirmaron, Florencia, la madre de los niños, conoce a Dios desde pequeña y fue quien comenzó a clamar y a pedirle que haga un milagro en la vida de su hijo. Pidió entonces que «por favor no permita que su hijo se muera y que tampoco quede con las secuelas que los profesionales predecían», según manifestó la Iglesia.

Tras la solicitud, esa misma noche un médico intentó probar si el niño podría resistir sin tener un tubo de oxígeno (en pruebas anteriores, los resultados no fueron exitosos). El resultado fue sorprendente: Jonás logró respirar con tan solo una bigotera de oxígeno.

Días más tarde, le removieron toda asistencia mecánica para que sus pulmones funcionen normalmente.

«Finalmente, este 18 de octubre, Jonás obtuvo el alta médica. El niño salió del sanatorio caminando, riendo, viendo y respirando por sus propios medios, y todo esto para la gloria de un Dios vivo que sigue haciendo milagros», finalizó la Iglesia.