Chacho Rodríguez todo el partido y Sergio Llull en la última parte le dieron una corona increíble al equipo comandado por Chus Mateo. Memorable 79-78.
La final más repetida de la historia cerraba la edición 2022/23 de la Euroliga. ¿Qué mejor que un Olympiacos-Real Madrid para clausurar un año de temporada? Con historias bien distintas, ninguno era favorito, aunque había muchas situaciones previas que hacían al partido sumamente interesante. Y no defraudó.
El Madrid, con las 3 bajas de siempre (el argentino Gabriel Deck -en la cancha, llegado hoy-, Poirier y Yabusele), planteó un partido de riesgo, con una defensa zonal que le permitiera a Tavares sufrir un poco menos en la pintura, pero abriendo el tiro exterior del Olympiacos, que lo encontró muy rápido con Caanan (3/4) y potenció con Papanikolau (2).
Pero los españoles estaban convencidos de lo que hacían, y la persistencia les dio resultados. Cuando Sergio “Chacho” Rodríguez se hizo cargo de la base, todo cambió. El balón circuló distinto, los tiros salieron más despejados y eso favoreció la puntería.
Cuando los triples le empezaron a entrar, metió un parcial de 19-5 para pasar por primera vez al frente en el juego (29-31), y ponerle muchas dudas a su rival. Además, el RM conseguía muchas segundas opciones, con lo cual no solamente tenía más chances de sumar, sino que le sacaba la opción a su rival de correr. El Olympiacos, igual, tuvo a Vezenkov muy activo ofensivamente, colocándose en el lugar que le corresponde (el de MVP), y asumiendo tiros que no eran los mejores para él (triples tras cortinas, por ejemplo), y por eso el score nunca se abrió del todo. Él y McKissic se complementaron para responder en el momento clave, donde el Madrid pudo sacar una ventaja (llegó a ser de 5, 40-45), pero que no pudo concretar, porque no terminó de cerrar bien el segundo cuarto.
Igual, el plan funcionaba. La idea de Chus Mateo, de llegar al final con los veteranos no tan desgastados, con Tavares sin problemas de faltas y con el resultado cerrado, ya tenía la mitad del recorrido hecho. Real Madrid mantuvo ese esquema todo lo que pudo, quizá incluso exagerando, porque quedó claro en todo el partido que, sin Chacho, al equipo le costaba mucho atacar bien. Encima, defensivamente, cada vez que estuvo Musa, la defensa zonal tuvo varias goteras que Caanan volvió a aprovechar, como al principio del partido, y entonces Olympiacos sacó 5 (57-52), hasta la vuelta de la Armada Invencible (Chacho/Rudy), promediando el tercer cuarto.
Algunas desinteligencias del Madrid en su zona le permitieron a los griegos arrancar el último cuarto 63-59 y estirar a 7 con la primera bomba de Vezenkov en 6 intentos (68-61), siendo el chipriota a esta altura un problema insoluble para los españoles (25 puntos), porque los dañaba de muchas formas distintas, siendo inteligente para ver dónde estaban los huecos. ¿Cuánto más podría aguantar la zona de Chus?
La respuesta fue: hasta la muerte. No la sacó nunca más, tomó un riesgo gigante y la apuesta le salió bien, porque a Olympiacos le pesaron mucho los últimos tiros, y el Madrid volvió a tener a sus viejitos a pleno: primero Chacho con un triple antológico para ponerse a 1, y luego el increíble Llull para tomar el doble largo que definió el pleito a 3s del final. Olympiacos erró la última y el Madrid festejó una nueva corona. Increíble final, 79-78 para el campeón, con 15 puntos y 9 asistencias del mejor de esta Final Four, Chacho Rodríguez.