Engañó al hijo de su ex, se lo llevó y lo asesinó a palazos: “Tomás se dio cuenta de que lo estaban matando»

El crimen del nene, que tenía 9 años, conmocionó a Lincoln hace una década. Ahora, su mamá lo recordó y contó cómo logró salir adelante. 

A mediados de noviembre de 2011, el pequeño Tomás Santillán, de entonces 9 años, fue asesinado a palazos por su padrastro “por odio” a su mamá, que había decidido terminar la relación con él tres meses antes del crimen. “Se cumplieron 10 años del asesinato. Pero sigue siendo una pesadilla”, sostuvo la mujer.

Desde aquel trágico 15 de noviembre de 2011, Susana sigue haciéndole una torta y cantándole el feliz cumpleaños a quien fuera su nene, aunque ya no lo tiene físicamente con ella. “Uno cierra los ojos y los vuelve a abrir, esperando que lo que pasó no sea real”, confiesa.

Adalberto Cuello nunca reconoció el crimen.
Adalberto Cuello nunca reconoció el crímen

Pero lo irreversible la golpea en cada despertar y entonces, para poder hacer justicia por Tomás, tuvo una sola opción: seguir viviendo. «Perder a un hijo te desgarra el alma, te destruye, te cambia la vida para siempre”, sostuvo Susana, quien añadió: “No se lo deseo a nadie, pero uno aprende a convivir con la ausencia”.

Susana se imagina cómo sería hoy su hijo, qué cosas le gustarían hacer, se imagina esa fiesta de egresados a la que nunca fue o la novia que alguna vez le hubiera presentado… Así, Tomás está de alguna manera, no se fue del todo. “No lo tengo físicamente, pero fue parte de mi pasado, está en mi presente y va a seguir estando en mi futuro. Siempre”, subrayó.

La mamá de Tomás Santillán rompió el silencio a diez años del brutal crimen.

El crimen de Tomás Santillán

Tomás desapareció el 15 de noviembre de 2011 cuando salió del colegio al mediodía. El nene empezó a caminar rumbo a su casa como lo hacía habitualmente, pero en el camino se cruzó con la ex pareja de su mamá y un destino fatal e inexplicable.

Mediante un engaño, Cuello obligó a la víctima a subir a su auto, condujo varios kilómetros y cuando ya se había alejado lo suficiente de Lincoln, llevó a cabo su plan criminal: lo mató a golpes. En diciembre de 2012, fue condenado por unanimidad a prisión perpetua por el delito de “homicidio agravado por alevosía”, en un caso que se encuadró como violencia de género.