Esteros del Iberá: Imágenes dramáticas de los animales amenazados por la sequía y el fuego

El fotógrafo de naturaleza Emilio White compartió fotografías de la desesperante situación que se vive en la reserva, en las que se ven animales intentando protegerse de las llamas y la sequía, algunos sin éxito. Los especialistas consideran que aún no es posible dimensionar las pérdidas de fauna y flora de uno de los ecosistemas más grandes de la Argentina.

Corrientes atraviesa una crisis de quemas histórica que, por su amplitud territorial y por la velocidad con la que avanza el fuego, es inédita para muchos especialistas. En pocas semanas, desde el inicio de este año hasta ahora, los incendios ya destruyeron cerca de 600.000 hectáreas de los 9 millones totales que tiene de superficie la provincia (el 7% de su territorio), un número que crece a razón de 20.000 hectáreas más por día.

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Las quemas, que comenzaron en el centro de la provincia y siguieron en el norte, han afectado porciones importantes del centro norte (San Miguel e Ituzaingó) y del centro sur (Concepción) de los Esteros del Iberá, un gigantesco macroecosistema de unos 12.000 kilómetros cuadrados que alberga humedales únicos por su altísimo grado de biodiversidad.

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«Ya se ha perdido muchísima fauna porque no tienen sitio de escape, todavía no podemos dimensionar esto, pero es algo nunca visto», alertó Cristian Piriz, de la organización socioambiental Guardianes del Iberá.

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Emilio White, fotógrafo de naturaleza actualmente radicado en Misiones, viajó hasta el Iberá para retratar con su cámara el desastre. Estuvo principalmente en la zona del portal Cambyretá, en la Reserva Natural Privada Don Luis, que es administrada por FuCaNa (Fundación Cambyreta para la Naturaleza).

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«Hacer fotos de naturaleza y fauna es algo que disfruto. Esta vez fue triste, angustiante, fuerte, difícil. Lo único que me motiva es que estas fotos sirvan para generar conciencia y reaccionemos de una buena vez», relata White en su cuenta de Instagram (@white.emilio), quien viajó desde Misiones a los Esteros del Iberá para cubrir la tragedia ambiental que representan los incendios en el Iberá.

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A pesar de que me habían dicho que el panorama era bravo nunca me imagine semejante escenario. Fuego y humo por todos lados (lo respiras todo el tiempo, adentro y afuera). Al medio día se ven trombas de humo en el horizonte.. polvo y ceniza. Todo lo que debería tener agua, está seco y seco nomas. Lugares que nunca se habían visto sin agua, ahora son puro arena», detalla el fotógrafo.

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«Mogotes de selva húmeda totalmente quemados, montes que nunca habían sido alcanzados por el fuego hoy completamente arrasados por el fuego. Ver a los monos Carayás en su selva quemada y con los árboles secos en pie es realmente un panorama desolador. Yacarés escapando del fuego al igual que una tremenda Curiyú. Muchos animales amontonados en unos de los pocos sitios que quedan con agua. Muchos más que no la contaron», escribe White en su cuenta de instagram.

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Una sequía interminable con lluvias muy por debajo de lo normal, la bajante que afecta a los ríos de la cuenca del Plata desde mediados de 2019 y la escasa capacidad estatal para ordenar los usos del territorio y armar estrategias de prevención en un marco global de crisis climática acelerada explican, al menos en parte, la magnitud del desastre ecológico en Corrientes.

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Según explica el último reporte del grupo de Recursos Naturales del INTA Corrientes dirigido por el ingeniero agrónomo Ditmar Kurtz, las escasas precipitaciones de los últimos dos años y las elevadas temperaturas registradas en la zona desde fines de 2021 crearon las condiciones ideales para la proliferación de incendios tanto espontáneos como intencionales.

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«Tuvimos un enero extremadamente seco y cálido con temperaturas máximas hasta cuatro grados superiores a los promedios históricos», dijo el especialista, que agregó que este año apenas el 15% del territorio correntino está cubierto por agua, cuando en años «normales» casi el 40% de la superficie provincial está sumergida.

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Cuando el fuego afecta durante tanto tiempo y con tanta intensidad un territorio, los efectos van más allá de los inmediatos y más visibles y se traducen en una pérdida de biodiversidad difícil de cuantificar.

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«Los ambientes naturales se van a ver muy afectados en su composición de biomasa y en su biota, porque están muy secos. En un enero normal no tendríamos tantos incendios, este año se prenden fuego hasta los esteros y bañados, es muy compleja la situación», explicó Kurtz finalmente.

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