Evoluciona favorablemente la niña internada tras la explosión de una maqueta en Rancagua

La menor se encuentra en el Hospital Garrahan y, según el último parte médico, no requiere respirador y responde a órdenes simples.

Catalina, la niña de 10 años que está internada en el Hospital Garrahan tras la explosión de una maqueta en una feria de ciencias en Rancagua, “evoluciona favorablemente” y, según el último parte médico, no requiere respirador y responde a órdenes simples.

Conforme a la información a la que accedió la agencia Noticias Argentinas, la menor ingresó hace una semana al hospital tras ser derivada en un helicóptero sanitario desde la ciudad de Pergamino. Tras su llegada a la institución médica fue operada durante más de once horas por un equipo multidisciplinario compuesto por siete áreas quirúrgicas.

Se confirmó que actualmente la niña “se encuentra estable, respira por sus propios medios y tiene una buena evolución clínica”.

El incidente, conforme a lo anunciado, le provocó un grave traumatismo craneofacial luego del impacto de un fragmento metálico que ingresó por el maxilar superior del lado izquierdo hacia la cavidad intracraneal, que se alojó finalmente a dos milímetros de la arteria carótida comprometiendo su vida.

“Si bien se mantiene estable y fuera de peligro, continúa con un estricto seguimiento dada la magnitud del traumatismo. Respondió muy bien al tratamiento quirúrgico y a la medicación, el domingo se hizo una toilette y el martes se suturó toda la herida facial. Ya respira por sus propios medios y responde a órdenes simples”, detalló Daniel Buamscha, jefe del área de Terapia Intensiva.

Tras la primera operación, la paciente se mantuvo en la Unidad de Cuidados Intensivos donde permaneció bajo monitoreo constante, con soporte hemodinámico y sedación analgésica “para garantizar su comodidad y controlar el dolor”, especificaron.

Los especialistas manifestaron que serán días de suma importancia ya que continuarán con un despertar “paulatino y controlado” para ver posibles secuelas.

Por su parte, el jefe del servicio de Neurocirugía, Javier González Ramos, explicó que el objeto metálico penetrante comprometía estructuras óseas, musculares, nerviosas y oculares, con extensión intracraneal.

“Gracias al trabajo conjunto, se logró extraer la esquirla metálica sin sangrado ni complicaciones. La cercanía del objeto a la carótida implicaba un riesgo vital extremo”, clarificó.