Alba Lanzillotto, uno de los emblemas de las Abuelas de Plaza de Mayo que pudo recuperar al hijo de su hermana desaparecida durante la última dictadura cívico-militar, falleció hoy a los 94 años de edad. Las Abuelas informaron en Twitter: «Enorme tristeza. A los 94 años, murió Alba Lanzillotto, histórica integrante de Abuelas de Plaza de Mayo, la primera tía que formó parte de la Comisión Directiva. Militante y solidaria, Alba tuvo un papel protagónico en nuestra institución».
«Albita», como la llamaban cariñosamente, nació en 1928 en La Rioja. Integrante de una familia numerosa de educadores, también se recibió de profesora de Letras y dedicó su vida a la enseñanza y la lucha política. Estuvo casada con el profesor de Historia del Arte y poeta José Humberto Pereyra, fallecido en 1985, quien ejerció el periodismo y la docencia y fue figura central en un período de la literatura riojana. La casa de Alba fue centro de reunión de docentes e intelectuales.
A los19 años, cuando nacieron sus hermanas mellizas María Cristina, «Tina», y Ana María, «Ani», fue como una madre para ellas. Al terminar la secundaria, Tina y Ani fueron a estudiar a Tucumán. Allí comenzaron a militar en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y se casaron con Carlos «Cacho» Santillán y Domingo «el Gringo» Menna respectivamente. Ana María tuvo dos hijos -uno de ellos en cautiverio-, y María Cristina otros dos.
El 19 de julio de 1976 fueron secuestrados Ani y Menna junto con el dirigente del PRT-ERP Mario Santucho, su mujer, Liliana Delfino, y otros miembros de la organización. Su hijo Ramiro, de cuatro años, quedó a cargo de una tía, mientras el nacido el prisión -Maximiliano- fue adoptado por una mujer que lo crió, hasta que recuperó su verdadera identidad. En tanto, en noviembre de 1976, Tina y Santillán fueron secuestrados en la ciudad bonaerense de Pergamino. Sus hijos María y Jorge fueron recuperados y crecieron con sus abuelos paternos en la ciudad santiagueña de La Banda.
El 24 de marzo de 1976, día del golpe cívico-militar, Alba había sido detenida y alojada en la cárcel de La Rioja, hasta el 15 de abril. En octubre se exilió con su familia en Montevideo y al año siguiente se fue a Madrid. Alba y su familia regresaron del exilio en 1984 y la mujer volvió a ejercer la docencia y comenzó la búsqueda de su sobrino nacido en prisión. En 1985 se sumó a las Abuelas hasta llegar a ser Secretaria de la entidad. Encontró a su sobrino el 3 de octubre de 2016, cuando el Banco Nacional de Datos Genéticos le informó la identificación de Maximiliano Menna Lanzillotto. El muchacho quiso conocer a Alba y a su familia.
Alba había participado de los grupos católicos que apoyaban a monseñor Enrique Angelelli, a quien conoció en 1968, cuando era flamante Obispo de la Diócesis de La Rioja. «No se trataba de hacer nada extraordinario, sino sólo de leer el Evangelio. Monseñor Angelelli promueve la formación de cooperativas de campesinos y alienta la organización sindical de peones rurales, de mineros y de empleadas domésticas. Cooperativas de telares, en fábricas de ladrillos, de panaderos, etcétera», decía Lanzillotto.
La dirigente de Abuelas fue recordada hoy por el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, Daniel Filmus, quien dijo en sus redes sociales que «lamentamos profundamente el fallecimiento de Alba Lanzillotto, histórica integrante de Abuelas de Plaza de Mayo. Nos queda su ejemplo de amor, memoria, verdad y justicia para construir una Argentina más justa». También la recordó el Secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla Corti, apropiado y restituido por las Abuelas de Plaza de Mayo, quien fue en el año 2003 el nieto número 75. Expresó «con mucho dolor despido hoy a la querida abuela de Plaza de Mayo Alba Lanzilotto, una enorme militante a la que vamos a extrañar mucho».
«Perseguida, detenida y exiliada en dictadura, buscó a sus hermanas desaparecidas y logró reencontrarse con su sobrino -Maximiliano Menna Lanzilotto, el nieto 121- en 2016. ¡Hasta siempre querida Alba!», señaló en sus redes sociales.
Martín Fresneda, abogado, político, militante por los derechos humanos, y uno de los fundadores de HIJOS, exsecretario de Derechos Humanos de la Nación, y desde 2015 legislador provincial de Córdoba, también se refirió a la desaparición física de Alba.Dijo: «Con mucha tristeza despido a la querida Alba Lanzillotto. La conocí cuando mi abuela Otilia me llevaba a las reuniones de Abuelas de Plaza de Mayo. Siempre estuvo muy comprometida con la búsqueda de todos los nietos apropiados. Gracias a esa lucha en 2016 pudo encontrar a su sobrino y darle ese abrazo que esperó durante 40 años. Hasta siempre querida Alba». «Sos un ejemplo de coraje y lucha. Mi más sentido abrazo a sus seres queridos», dijo Fresneda.