Fortunato Rolfi, tiene 21 años y es de Resistencia, Chaco. En su familia es el hermano del medio y recuerda con mucho cariño los campamentos de pesca que realizaban. Sabe que empezó a jugar al básquet desde los 4 o 5 años aunque no recuerda con precisión cómo arrancó. “Ni siquiera yo me acuerdo pero desde que tengo memoria tengo la pelota y juego”.
El Club Regatas de su ciudad natal fue el encargado de formarlo hasta sus 17 años. “Tengo muchos recuerdos lindos con Regatas pero el que más disfruté fue salir campeón con la primera de local siendo U17, hasta pude cortar la red”, comenta.
Luego de aquella magnífica experiencia su carrera continuó en el año 2018 en el Club Sarmiento. Allí estuvo durante dos temporadas hasta antes del inicio de la pandemia. Así definió su paso por el club: “fue muy lindo, era la primera vez que salía de mi club de origen. Jugar un torneo profesional me costó un poco pero me encantó, lamentablemente se cortó por la pandemia”. Más tarde, cuando volvió la presencialidad en el 2020, siguió buscando su camino en Quimsa.
En este mundo deportivo para él el compañerismo es algo fundamental: “tuve muchos buenos compañeros pero uno que me marcó fue Jere Sandrini que era el base titular de Independiente el año pasado”.
Fortunato viene de jugar la Liga Argentina con Independiente. En la última edición de la competencia el base cosechó un promedio de 9.7 puntos. “Es una competencia muy linda, hay muchos equipos competitivos. Es una liga fuerte en la cual ningún partido es fácil”.
Aunque la naranja no es lo único que ocupa lugar en su vida y también tiene tiempo de estudiar Tecnicatura en Higiene y Seguridad, por ahora estará abocado a la próxima temporada de la máxima categoría: “Me emociona mucho jugar en Riachuelo porque es algo nuevo para mí, la competencia, la ciudad, así que eso me motiva mucho”.
Informe: Prensa Riachuelo