Franco Colapinto tendrá este fin de semana una cita especial en su corta pero intensa trayectoria dentro de la Fórmula 1. El joven oriundo de Pilar volverá al Gran Premio de Azerbaiyán, la misma pista callejera en la que en 2024 alcanzó sus primeros puntos en la Máxima, con un octavo puesto que marcó un hito personal y también para el automovilismo argentino.
Ahora, bajo los colores de Alpine y en lo que será su duodécima participación en la categoría, intentará mejorar la imagen que dejó en Monza, donde finalizó en el puesto 17 en una carrera muy complicada para la escudería. Este se disputará en el circuito urbano de Bakú, uno de los más desafiantes y veloces del calendario, con largas rectas, 20 curvas y una extensión de seis kilómetros.
Para Colapinto será una prueba clave, no solo por el recuerdo positivo del año pasado, sino porque Alpine atraviesa un momento delicado en el campeonato de Constructores. El A525, monoplaza con el que compite, mostró altibajos y carece de la competitividad necesaria frente a los equipos de vanguardia.
Sin embargo, el argentino confía en poder aprovechar al máximo sus cualidades en un trazado que se adapta a su estilo agresivo de manejo. Su temporada ha tenido altibajos: desde aquel debut con Williams en el que sorprendió con puntos en Bakú, hasta varias carreras con resultados irregulares, donde sufrió problemas mecánicos y estratégicos.
Aun así, logró destacarse en circuitos como Zandvoort, donde consiguió su mejor posición del año con un duodécimo puesto. La expectativa en la afición argentina es alta.
Colapinto no solo representa una nueva generación en la F1, sino también la ilusión de ver otra vez a un compatriota consolidado en la élite del automovilismo mundial. Bakú le trae recuerdos felices, y este fin de semana tendrá la oportunidad de escribir otro capítulo especial en su carrera.