El albanés Genti Tavanxhiu dice que tiene muchas anécdotas interesantes para contar, pero que cree que no todos quieran llegar a escuchar, aunque hay un par de historias que sí resalta y con gran importancia: Una, el hecho de haber conocido a Fabriciano, ya que gracias a él logró saber sobre el amor que tiene Resistencia con las esculturas. Y la otra, con Mimo Eidman, la que recuerda entre risas y alguna que otra sorpresiva anécdota.
Gentil desde chico se considera artista, primero se dedicó al piano y luego a la pintura y la escultura: principalmente trabaja sobre piedra y madera.
Actualmente está viviendo Italia, en el centro del país, donde lo deslumbran las montañas y la costa marina y prefiere no hablar del vino, porque al momento de la nota, estaba almorzando.
Al ser un artista multidisciplinario trabaja con muchos materiales, por lo que es muy diverso en cuanto a técnicas.