El Canalla vuelve a ser local, en un horario increíble para el contexto, tras el asesinato del líder Pillín Bracamonte y su ladero Rana Atardo. Temor por una posible guerra en busca de la sucesión.
Será el primer partido de Rosario Central en Arroyito tras el crimen de Andrés Pillín Bracamonte y su segundo, Daniel el Rana Atardo. Y todas las miradas están puestas en la sucesión por la jefatura de la barra brava del Canalla. El temor a que se desate una guerra por ese lugar de privilegio está, y más cuando se mira el espejo de lo que ocurrió en el clásico rival, que tras el crimen de su líder histórico, Roberto Pimpi Caminos, se abrió una saga violentísima que se cobró cinco vidas hasta que llegó la paz. Por eso nadie respira tranquilo por la ribera del Paraná. Porque las versiones y las traiciones están a la vuelta de la esquina.
Encima, la AFA no escuchó a las autoridades de Seguridad y decidió no adelantar el horario del encuentro previsto contra Racing, que se disputará insólitamente mañana desde las 19.30 cuando Fernando Perevengo, el jefe de seguridad deportiva de Santa Fe pidió primero informalmente y después cuando no obtuvo respuesta directamente por nota oficial que el partido termine con luz natural para tener mayor observancia en un operativo que contará con 546 efectivos policiales y que abrirá el Gigante tres horas antes cuando lo habitual son dos.
“Nosotros le pedimos a la AFA que se juegue a las 17. Nos dijeron que no porque estaba la final de la Libertadores. Entonces le dijimos que cambien de día, que podíamos hacerlo viernes o domingo, pero siempre con la prioridad de un horario más temprano que el establecido originalmente. Y nos volvieron a decir que no, que era una cuestión de la televisión. La sensación que nos queda es que los dirigentes se miran el ombligo, que poco le importan los socios, la gente. Lo único que quieren es que la pelota ruede, que funcione y que le cierre a la televisión. Yo entiendo que el fútbol es un gran negocio pero no puede estar por delante de la seguridad de los hinchas. Nos ofrecieron entonces jugar a las 19. Realmente no nos pareció una respuesta adecuada”, explica Perevengo.
La otra dificultad es que la AFA decidió clausurar la popular Norte, donde va la barra brava, amparándose en los disturbios del partido contra Banfield cuando se arrojaron bengalas en medio de la interna que provocaron que se suspendiera momentáneamente el partido. Eso ocurrió el 20 de octubre y recién sale ahora la sanción, lo que es muy llamativo. “Si Bracamonte estuviera vivo no habrían tomado esa determinación. Para ellos la más fácil y es muy sugestivo que el club no haya apelado la decisión, es clausurar la tribuna y evitar un presunto conflicto ahí. Y a nosotros nos complica sobremanera porque tenemos que redistribuir las 12000 localidades cuando ya teníamos un operativo especial sobre ese sector. Es insólito”, agrega Perevengo.
Lo cierto es que en privado en el club hasta festejaron la clausura porque tenían miedo de lo que pudiera ocurrir en pleno partido. Es que nadie sabe cómo se rearmará la barra. Entre los que frecuentan el primer círculo de poder del paravalancha se dice que quien intentará coronar como nuevo líder es Leopoldo Martín Martínez, alias Pitito, número tres hasta ayer nomás y primero en la línea sucesoria. Lo que ocurre es que Pitito tiene un perfil diferente al de Pillín y muchos lo relacionan con los grupos delictivos vinculados más que nada al narcotráfico y con las internas sindicales siendo fuerte en la Uocra en la región San Lorenzo. De hecho, los negocios que tenía Bracamonte con la Uocra siguen siendo una de las hipótesis principales de su crimen junto a la sombra narco. Mucho más que los negocios de cancha.
Es que la Justicia aún no tuvo avances relevantes desde el asesinato producido a la salida del partido frente a San Lorenzo tres semanas atrás, pero sí oscuras hipótesis. La primera sigue apuntando a un grupo delictivo denominado Los Menores, con vínculos con un desprendimiento delictivo de Los Monos que lideran desde la cárcel dos viejos conocidos del hampa local, Leandro Vilches y Pablo Caminos. En esta versión este bando le habría ofrecido a Pillín una alianza para sacarle a Los Monos buena parte de los negocios del Sur de Rosario, sobre todo el de las extorsiones a los comercios y a los constructores de obra pública y privada y como el líder no sólo no aceptó sino que contó a los Cantero lo que ocurría, lo mandaron a matar. Pero pruebas de esto, por ahora, no hay.
La otra versión, más inquietante y que empezó a circular una semana después del crimen incluye a Pitito Martínez. Porque dicen que era el único que sabía por dónde iba a salir Pillín la noche fatal y de hecho iba detrás en un auto de apoyo y que la esquina donde se produjo el hecho era el punto elegido para llevarse la recaudación de la reventa de entradas, trapitos y demás. En esta hipótesis, lo habría entregado. Tampoco hay pruebas. Sí es cierto que el club no quiere saber nada con que agarre el mando Martínez. Porque sus antecedentes son tremendos. En 2001, cuando era el segundo de Paco Mono Ferreyra, legendario barra de Central, fue procesado con prisión preventiva por balear a un policía a la salida de un clásico con Newell’s en Parque Independencia.
En 2015, en escuchas telefónicas de la causa Los Monos, aparecieron charlas donde se lo vinculaba estrechamente con Ramón Monchi Machuca, hermano de crianza de Guille Cantero, como que él era el hombre de la banda en la barra Canalla. Referente de la zona Sur en Los Guerreros, salvó su vida en febrero de 2020 cuando recibió dos balazos en la zona lumbar en un ataque relámpago que jamás se supo quién lo ejerció. Pero se hablaba de cuestiones ligadas al lavado de dinero producto de los negocios ilegales en la Uocra y con el narcotráfico, lo que aumentó este año cuando el 22 de julio fue aprehendido como sospechoso junto a otros dos barras por un cargamento de 464 kilos de cocaína. El terminó zafando no así su ladero, Carlos el Gordo Suárez, otro hombre importante en la barra de Central que sí terminó preso. Para complicar más las cosas, Suárez según la Justicia es del bando de los Alvarado, enemigo de Los Monos, con vínculo a través de una persona llamada Fabián Pelozo, alias Calavera, preso en la cárcel federal de Ezeiza cumpliendo una pena de 15 años de prisión.
Sea cual fuera la hipótesis del crimen de Pillín, el miedo surca el mundo auriazul. Ninguno de los posibles reemplazantes pasa un examen de idoneidad. O sí, si se toma en cuenta que para liderar una barra hay que tener mucho contacto con el hampa. Así las cosas, este sábado a las 19.30, Central enfrenta a Racing. En un horario increíble en este contexto, al que la dirigencia del fútbol le dio la espalda.
Gustavo Grabia